abuela nadadora, Amelia Ausmendi

Viejos son los trapos: Amelia, la nadadora de 90 años

El cielo es un mar azul y el sol se refleja en los adoquines, haciendo multiplicar la calidez en un agosto frío. Amelia Ausmendi espera el colectivo, como cada martes y jueves, que la lleva a la pileta climatizada Los Privilegiados, de Plátanos, Berazategui, al sur del conurbano bonaerense. Sus 90 años no detienen la fuerza ni sus ganas, y así revive con cada brazada y alegra a sus compañeros de pileta con su espíritu jovial. “A veces me hago la loca”, confiesa mientras peina su cabello y sonríe con cara pícara.

Llega una hora antes que sus compañeros para prepararse tranquila. La nadadora tiene las uñas pintadas de rojo y collar, hasta en la pileta es coqueta. “Hace cuarenta años que nado, me gusta el agua, aunque no puedo sumergirme por mis audífonos. Me tomo el colectivo solita, me preparo la ropa y cuando llega la hora empiezo a nadar tranquila” comenta esta mujer que con su sonrisa ilumina cualquier oscuridad.

Vive con una de sus cinco nietas y tiene diez bisnietos. Quiere que su hija se sume a la natación, pero no pudo convencerla aún. Amelia, como otros cientos de abuelos, busca en los centros de jubilados y en la natación una sana alternativa para sentirse acompañada y pasar lindos momentos. A la pileta del Complejo Municipal Los Privilegiados –llamado así porque concurren niños y ancianos- van mil doscientos abuelos, que disfrutan de la natación de forma gratuita todas las semanas.

También participan de otras actividades recreativas como cumpleaños y bailes. “Me gusta mucho bailar, pero desde que falleció mi marido, hace ocho años, no es lo mismo. La última vez que bailé el tango, no me gustó. Los hombres van muy apurados. Al tango hay que bailarlo despacito”, aconseja Amelia, y sabe lo que dice: concursó con su marido en un programa de tango de Silvio Soldán. “Competimos en milonga y nos ganamos un auto”, recuerda orgullosa con brillo en los ojos.

De espíritu inquieto y curioso esta mujer de espíritu jovial cuenta que siempre trabajó, hasta lograr tener su casa propia en Berazategui, siendo este su nuevo lugar en el mundo. “Aquí aprendí a interesarme por la natación” comenta.

La clase termina por hoy. Amelia toma un baño, se arregla y se perfuma. Saluda a todos sus compañeros y profesores. Camina lento hasta la parada de su colectivo. Está radiante y no parece cansada. Acaso revive con cada brazada. Hacer lo que le gusta hace que sus noventa años sean livianos, como gotas de agua.

 

Textos: María Noel Herszkowiz / Fotos: gentileza Municipalidad de Berazategui

 

Complejo recreativo municipal Los Privilegiados
Calle 50 y 156, Plátanos.
Teléfono 4215-3029.