Científicos del Conicet advierten que las cianobacterias, un grupo de bacterias prehistóricas, tiñen de verde las aguas del río Paraná y el Río de la Plata ante la baja del caudal por las pocas precipitaciones y llamaron a tomar una serie de recaudos ya que son capaces de producir sustancias tóxicas para la salud.
Recomiendan evitar el contacto directo con el agua y los bordes húmedos de la laguna cuando se producen estos eventos ya que las cianobacterias son capaces de producir afecciones en la piel como prurito, eritemas o dermatitis.
La floración de estos organismos, que dan un color verde brillante a la superficie del agua, apareció en lugares como Quilmes, Berazategui y Tigre o en la zona de Puerto Madero, en Capital Federal, porque fue transportada por el sistema fluvial del río Paraná.
«En Santa Fe venimos sintiendo desde hace unos meses el efecto del fenómeno climático conocido como «Niña» que, para estas latitudes, se traduce principalmente en una disminución en las precipitaciones. Esto trae aparejado que el caudal de los ríos Salado y Paraná se vea reducido», explicó Diego Frau, investigador en el Instituto Nacional de Limnología. Producto de esta bajante y el estancamiento del agua se registró una floración de cianobacterias en la laguna Setúbal», agregó.
«Las dificultades con las cianobacterias se relacionan particularmente con lo que se conoce como floraciones o blooms. Las mismas se producen por el exceso de nutrientes disueltos en agua, temperaturas elevadas y alto tiempo de residencia del agua, que propician el crecimiento masivo de estos microoganismos», aclaró.
«Cuando ocurren estos eventos de floraciones, las cianobacterias son capaces de producir sustancias tóxicas conocidas como cianotoxinas, las que son liberadas a la columna de agua, y/o sedimentos al morir los microorganismos que las contienen», advirtió Frau.
«En caso de que el agua entre en contacto con mucosas, como ojos, oídos, boca o nariz pueden llevar a sintomatologías similares a cuadros de gastroenteritis o de gripe, incluyendo fiebre y dolor de cabeza», alertó.
«La ingesta de grandes cantidades de agua, y dependiendo de la abundancia de las cianobacterias y su toxicidad, pueden ocasionar además daño hepático, en riñones, pulmones o hasta en el cerebro dependiendo de la cianotoxina que se encuentre en el agua», agregó el científico.
Por último, Frau destacó que «las floraciones de cianobacterias no necesariamente son tóxicas» ya que varían de acuerdo con las diferentes cepas de la bacteria. «En presencia de una floración siempre hay que suponer que ésta es potencialmente tóxica y tomar los recaudos necesarios para evitar inconvenientes en la salud», concluyó.