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¿Un Premio Nobel a la Cajita Feliz?

La  noticia corrió como en reguero durante todo el día y parecía un chiste de mal gusto: decía que la «cajita feliz» de la marca del payaso tenebroso había ganado un Premio Nobel. En realidad, se trata de una noticia bastante más importante que la famosa caja que porta una hamburguesa que no hace feliz ni bien a nadie.

El acontecimiento es que se entregó el Premio Nobel de Física 2015 a dos pioneros en el estudio de los neutrinos, partículas elementales de la materia: el japonés Takaaki Kajita y el canadiense Arthur B. McDonald, por su descubrimiento de las variaciones de los neutrinos. 

Kajita nació en 1959 en Higashimatsuyama (Japón) y se doctoró en 1986 en la Universidad de Tokio, de la que es catedrático y donde dirige el Instituto de Investigación de Rayos Cósmicos. McDonald, nacido en 1943 en Sydney (Canadá), se doctoró en 1969 en el Instituto de Tecnología de California, en Pasadena (Estados Unidos), y es catedrático emérito de la Universidad Queen’s de Kingston, en Canadá.

Los dos científicos se repartirán un premio de ocho millones de coronas suecas (unos 960.000 dólares). Cada uno recibirá además un diploma y una medalla de oro en la ceremonia de entrega de premios que se celebrará el próximo 10 de diciembre.

Según estos físicos, los neutrinos tienen masa -durante mucho tiempo se pensó que no la tenían-. Así lo ha anunciado esta mañana la Real Academia de las Ciencias de Suecia durante su tradicional rueda de prensa.

El Nobel ha reconocido la contribución de estos dos investigadores a los experimentos que demuestran que estas partículas elementales cambian de identidad, un descubrimiento que ha cambiado nuestros conocimientos sobre cómo funciona la materia y que ha supuesto un hallazgo histórico para la física de partículas.

El equipo que Arthur B. McDonald lidera en Canadá demostró que los neutrinos que proceden del Sol no desaparecen durante su viaje a la Tierra. Los capturaron cuando llegaron al Observatorio de Neutrinos Subdury, aunque vieron que habían sufrido una metamorfosis. Así, los científicos pudieron resolver el puzzle de los neutrinos, un asunto en el que llevan trabajando durante décadas.

Después de los fotones, partículas de luz, los neutrinos son las partículas más abundantes en el cosmos. La Tierra está siendo constantemente bombardeada por los neutrinos, considerados las partículas elementales más escurridizas de la naturaleza. Muchos de ellos se forman a partir de reacciones entre la radiación cósmica y la atmósfera terrestre. Otros tienen su origen en las reacciones nucleares que tienen lugar en el interior del Sol.

 

Fuente: La Nación