Según informó Gendarmería, efectivos del Escuadrón de Seguridad Vial Villa María realizaban controles en el kilómetro 588 de la ruta nacional 9, a la altura del Peaje de James Craik, cuando detuvieron un micro que venía de la ciudad de Córdoba y se dirigía hacia La Plata.
Al realizar los controles, los policías detectaron que en la bodega había un bolso que alertó al personal de la Fuerza. Al abrirlo, encontraron jaulas con pájaros de distintas especies.
Entre las aves liberadas había zorzales negros, jilgueros, reinas moras, soldaditos, siete colores, brasitas, diuca, viravira y piquitos de oro.
Tras lo secedido, dieron aviso a la Secretaría de Medio Ambiente de la provincia de Córdoba, quien ordenó que se labren las actuaciones de rigor y se decomisen los animales quedando a su disposición para el traslado y reinserción en su habitad natural.
Entre las aves liberadas había zorzales negros, jilgueros, reinas moras, soldaditos, siete colores, brasitas, diuca, viravira y piquitos de oro.
El tráfico de fauna es una de las principales causas de disminución y hasta de extinción de especies en el mundo. En nuestro país, especies como el cardenal amarillo, el rey del bosque o el loro hablador sufren una presión de caza que ha hecho que ya no se lo encuentre en muchos sitios en los que era común verlos.
Es, además, el tercer comercio ilegal del mundo luego del de drogas y el de armas en cuanto a los volúmenes de dinero que mueve.
Una de las caras menos visibles del tráfico ilegal de especies son los animales que mueren hacinados, lastimados y enfermos durante el traslado, escondidos en pequeñas cajas, termos o botellas dentro de camiones, autos o en las bodegas de micros. Se calcula que por cada 10 individuos cazados solo uno llega al puesto de venta, el resto muere en el camino. Por otra parte durante este proceso y el cautiverio también es muy común que se contagien enfermedades, como la psitacosis y otras, perjudiciales para los humanos.