Héctor Cruz mete la llave en la puerta de madera de su museo de la Pachamama, en Amaicha del Valle, Tucumán. Lo hace con esas manos grandes, ajadas por el trabajo y el sol y mira con ojos negros como
Héctor Cruz mete la llave en la puerta de madera de su museo de la Pachamama, en Amaicha del Valle, Tucumán. Lo hace con esas manos grandes, ajadas por el trabajo y el sol y mira con ojos negros como