En Iruya el sol asoma temprano por las montañas y las va pintando de rojo y amarillo. Un rocío de madrugada cubre de aire fresco de las calles y humedece los empedrados. El sol los va entibiando a ellos también, mientras
En Iruya el sol asoma temprano por las montañas y las va pintando de rojo y amarillo. Un rocío de madrugada cubre de aire fresco de las calles y humedece los empedrados. El sol los va entibiando a ellos también, mientras