El 4 de enero por la mañana, según un fenómeno descubierto hace más de 400 años por el matemático Johannes Kepler, el planeta Tierra alcanzará su máxima velocidad de desplazamiento y se acercará más al Sol.
El planeta Tierra tiene su rutina: cada año que comienza pasa por el mismo punto de su órbita más cercano al Sol, conocido como perihelio. En 2017, el acontecimiento en la Argentina será mañana, miércoles 4 de enero, a las 9:59. La Tierra y el Sol distarán entonces -en ese preciso momento- a 147,1 millones de kilómetros; unos cinco millones de kilómetros menos que en su posición más alejada, que tiene lugar a principios de julio y se denomina afelio.
¿Qué ocurrirá durante el acercamiento?
El Sol se verá más grande desde la Tierra, y ésta alcanzará la máxima velocidad en su órbita ya que se desplazará a 30,75 kilómetros por segundo (es decir, a 110.700 kilómetros por hora). Esta máxima velocidad representa 2 kilómetros por segundo más rápido que en el punto de su órbita más alejado del Sol y 7.164 kilómetros por hora más rápido, ambas cifras comparadas con el afelio.
El primero en darse cuenta de este curioso fenómeno fue el matemático y astrónomo alemán Johannes Kepler, en 1609. Gracias a las notas de uno de sus maestros, el astrónomo danés Tycho Brahe, considerado el observador más importante del cielo antes de la invención del telescopio. Kepler se dio cuenta de que la órbita que describe la Tierra alrededor del sol no es circular, sino ligeramente elíptica u ovalada. Esto le llevó a definir lo que hoy se conoce como primera Ley de Kepler: «Los planetas describen órbitas elípticas alrededor del Sol, que ocupa uno de los focos de la elipse».
El investigador alemán también observó que la velocidad de la tierra al recorrer su órbita varía constantemente. Por eso el planeta, cuando está más cerca del sol, debe recorrer una distancia mayor y aumenta su velocidad. Durante todo el invierno en el hemisferio norte (donde es invierno, en contraste con el verano del sur), cuando la Tierra y el Sol están más próximos, la velocidad a la que viaja el planeta es mayor y alcanza su punto máximo durante el perihelio.
Sin embargo, aunque Kepler enunció las leyes de los movimientos de los planetas, desconocía qué fuerza extraña los obligaba a cumplirlas. Ochenta años más tarde, Newton, basándose en las observaciones de Tycho Brahe, Galileo y Kepler, dio con la causa correcta: la gravedad. Y ésa es su famosa segunda ley, que explica que cuanto menor sea la distancia al Sol, mayor será la fuerza de gravedad y por tanto la velocidad a la que se desplaza un planeta.
Fuente: Infobae