El 15 de julio presentarán en Santiago del Estero un proyecto inédito: la reserva ecológica forestal “Hermanos del ceibo”, un espacio de 5 hectáreas donde los árboles implantados serán destinados a la construcción de bombos legüeros y cajas.
Los árboles sembrados tardan entre 25 y 30 años en estar listos para convertirse en bombos legüeros. Y luego, deberán dejar a los árboles entre 4 y 10 años para lograr que la madera se estacione.
El proyecto fue puesto en marcha en 2010 por la familia Paz, del histórico luthier Mario Paz. Es una iniciativa turística, cultural y productiva en la que además de 500 ceibos y 150 quebrachos blancos en crecimiento, se protege un monte nativo de algarrobo, itín, tuscas, higueras, chañar, mistol, entre otras especies.
La presentación tendrá la vieja mística del patio santiagueño, con ideas novedosas. “Unir el medio ambiente y el trabajo sustentable con el arte popular. Por eso va a haber un taller de danzas llamado Bailando a la Vida que dictarán Juan Saavedra y Sandra Farías, junto con sus hijos Nazareno, Jesús y Yago Saavedra”, cuenta Víctor Paz.
Desde el mediodía del 15 de julio habrá también un taller de construcción de bombos legüeros y habrá música de la mano del grupo El Salitral. La entrada al encuentro es gratuita, pero los talleres tienen costo. El de danzas cuesta 200 pesos.
El encuentro arranca al mediodía, después de la tradicional Marcha de los Bombos, y se extenderá hasta las 20. Habrá caminatas en la reserva en la cual se puede pasar un día de campo.
Donde crece el legüero
Víctor Paz cuenta que en 2010 empezaron a sembrar ceibos y quebrachos blancos para evitar, en el futuro, cortar el árbol del monte. “Que es trabajoso y también doloroso”. De ahí que se dispusieran a sembrar árboles cuyo destino sea la construcción de instrumentos musicales.
A partir de ese impulso, los Paz tejieron en 2010 una alianza con el Ministerio de Medio Ambiente de la Nación por la gestión del Ministerio de Producción de Santiago del Estero y consiguieron subsidios para darle vida a la única reserva arbórea destinada a la producción artesanal. “Somos los únicos que tenemos esto en toda América. Queremos que los colegas se copien nuestra experiencia. El medio ambiente y la cultura no le pertenecen a nadie en particular. El bombo es un bien cultural y por eso hay que transmitirlo y divulgarlo.”
Claro que el camino de sembrar y ver crecer los árboles es complejo porque no hay estudios técnicos sobre el ceibo, un árbol que, paradójicamente, porta la flor nacional. “Controlamos el crecimiento de los ceibos y los quebrachos con el riego por goteo (con dos mil metros de mangueras subterráneas) y con la poda asistida. Los ingenieros de la Universidad de Santiago del Estero nos dan el apoyo técnico”.
En la reserva de los Paz reducirán a la mitad del tiempo el crecimiento de un árbol respecto de esa especie puesta en un ambiente sin controlar. Esos que sembraron en 2010 y que siguen sembrando demorarán entre 25 y 30 años en estar listos para convertirse en bombos legüeros. “Tuvimos que aprender que en cada siembra hay un 20 ciento de plantas que no prenden. Hemos aprendido porque no había nada del ceibo, recién ahora se está investigando”.
Una vez que pasen los 30 años, deberán dejar a los árboles entre 4 y 10 años para lograr que la madera se estacione. “En nuestro caso, estacionamos los troncos a medida que vamos trabajando y durante ese período vamos haciendo tareas sobre ese tronco. Se estaciona con el calor natural de Santiago del Estero, con un aire que sopla de Norte a Sur, con sol a partir del mediodía y durante toda la tarde”, explica el luthier.
Bombos por el mundo
Músicos de Europa del Este, de Chile, Uruguay, Venezuela, Colombia y Japón tienen bombos firmados por los Paz.
Los Paz tienen la mirada en el futuro. Queda demostrado en la idea de uno de ellos, que Víctor sintetiza. “Queremos micriofonear el bombo. Ahora tiene una afinación indefinida. Al tener materiales orgánicos no se afina, se tensa.
Tiene esa característica. Mi hermano Mariano, que es músico, plantea controlar el sonido para que el bombo legüero tenga una afinación definida. Para eso hay que controlar la madera, la porosidad, el nivel de humedad, muchas variables que estamos investigando junto con la Universidad Nacional de Santiago del Estero”, dice sobre el futuro que él ve en el bombo y para el cual los Paz están, literalmente, sembrado en la tierra a la que son capaces de resumir en un solo golpe del legüero.
Fuente y foto: Esteban Raies. http://www.folkloreclub.com.ar