Como parte de un proyecto que propicia la inclusión y la autonomía de personas con discapacidad y adultos mayores, un equipo de profesionales del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) diseñó ropa adaptada para personas que tienen dificultad para vestirse y desvestirse.
La cotidianidad del vestir se altera cuando una persona convive con una discapacidad, o si perdió parte de la movilidad física a causa de un accidente o de la edad, y lo mismo ocurre con sus familiares y cuidadores que los ayudan a colocarse o sacarse la ropa.
«Como la indumentaria nos representa y comunica mucho de nosotros, debemos considerar que las prendas sean no sólo funcionales y confortables, también variadas estéticamente y accesibles», señaló Guadalupe Sorondo, diseñadora textil que trabaja en el INTI Chubut.
«Comenzamos a investigar sobre indumentaria adaptada y nos encontramos que en Argentina y a nivel mundial hay poco desarrollo. Entendimos que, como no saben si van a vender, no pueden hacer stock, porque hablamos de ropa específica», contó el director del Centro.
Hecho el estudio de mercado, Sorondo viajó a San Pablo, Brasil, donde conoció la Escuela Técnica estatal Tiquatira, con orientación en indumentaria, que es inclusiva ya que asisten estudiantes con y sin discapacidad.
También «gracias a la relación que tenemos con el Centro Estatal de Educación Tecnológica ‘Paulo Souza», pude participar del desfile de moda que cerró el quinto concurso de indumentaria para personas con discapacidad, promocionado por el Gobierno del Estado de San Pablo», contó la profesional.
El siguiente paso fue transferir el conocimiento teórico a la práctica, para lo cual sumaron contacto con potenciales usuarios de la indumentaria y con profesionales de distintas disciplinas.
Para usuarios de sillas de ruedas, Yanina Fracchia, diseñadora textil del INTI central, diseñó pantalones con un tiro trasero más alto «porque se baja y acorta por la flexión constante de la rodilla, por lo que los pinzamos detrás para que no sobre tela, lo que a veces genera patologías en la piel por el roce constante; son sin bolsillos traseros y con amplitud adaptable en caso que la persona requiera usar pañales», explicó la diseñadora.
Desde Chubut desarrollaron la línea de prendas superiores: camisas en tela plana y pulóveres para movilidad reducida. Los prototipos lo hacen con materias primas locales.
Camisas para personas con movilidad reducida, para las que necesitan asistencia en el vestido y vestido para niñas que deben usar babero, son parte de la iniciativa.
Por ejemplo, para quienes no pueden mover sus brazos, se diseñó un modelo de camisola abierto en la espalda que se coloca por delante y se abrocha con cierres o velcro por detrás.
Comenzaron a contactar a cooperativas textiles que estén dispuestas a trabajar en esta área tan específica e iniciarán este año un programa de capacitación en las escuelas secundarias con orientación textil y en los centros de formación profesional, gracias a un convenio con el Ministerio de Educación.
«Cada nuevo producto requiere de mucho estudio y vinculación con los que se enfrentan cara a cara con las dificultades cotidianas al vestirse. Es un trabajo arduo que intentamos hacer con la mayor responsabilidad teniendo como objetivo generar la inclusión y la autonomía de todas las personas», destacó la diseñadora.
De eso se trata la tarea del equipo especializado del INTI, ya que la indumentaria puede ser un factor más de exclusión o inclusión social y de autonomía personal.
Fuente y fotos: Télam