El INTA presentó en Pilar, Buenos Aires, la experiencia de un nuevo tratamiento para las frutillas mediante un método de producción agroecológico, que requiere menos insumos y bajos costos. La presentación se realizó en la Estación Experimental Agropecuaria AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) y fue dirigida a productores de Bolivia.
Esta práctica de producción de frutillas beneficia la calidad de vida y disminuye los costos de producción y precios de venta. Los ensayos se vienen llevando a cabo desde 2014 con plantines de frutilla, recibiendo el asesoramiento de su responsable técnico, el Ingeniero José Luis Berra.
El encuentro se llevó a cabo en la Asociación de Productores de Saropalca en Pilar, donde el Ingeniero Sebastián Coll, de la Agencia de Campana y el Ingeniero Pedro Aboitiz presentaron la experiencia de la plantación de frutillas que se viene realizando en el Parque Huerta del INTA AMBA con manejo agroecológico. En este encuentro concurrieron productores de frutillas de la zona con el objetivo central de interiorizarse sobre los avances del ensayo.
Con estas prácticas se espera conocer y validar de manera participativa las variedades de frutilla adaptadas a un esquema de manejo agroecológico, desarrollar un protocolo de producción, visibilizar y fortalecer la red institucional de promoción y fomento de la producción agroecológica, lograr un espacio de articulación entre los productores, el INTA AMBA, la Universidad y el sector privado; y conformar grupos de cambio rural que produzcan frutillas con manejo agroecológico.
¿Qué es la agroecología?
Es la aplicación de principios ecológicos a la producción de alimentos, combustibles, fibras y productos farmacéuticos. El término abarca una amplia gama de enfoques, y se considera una ciencia y un modo de ver la vida.
Principios agroecológicos:
Reducir el uso de insumos nocivos para el medio ambiente, manufacturados, costosos o escasos y aumentar el uso de insumos naturales y locales, la vez que se refuerzan las interacciones biológicas para promover procesos y servicios ecológicos. Por ejemplo, el uso de cultivos de cubierta que fijan el nitrógeno, o la rotación de cultivos que tienen relaciones microrrizas, reemplazar el uso de fertilizantes que contienen nitrógeno sintético; o el uso de la biodiversidad autóctona y el control biológico para el manejo de plagas, enfermedades y malas hierbas, así como la reducción, cuando sea posible, o la eliminación del uso de pesticidas químicos.
Minimizar las cantidades de sustancias tóxicas o contaminantes emitidas al medio ambiente.
Manejar de manera más eficaz los nutrientes reciclando la biomasa y añadiendo regularmente restos vegetales, estiércol animal y fertilizantes orgánicos para reforzar la acumulación de materia orgánica en el suelo y equilibrar y optimizar el ciclo de nutrientes.
Aumentar la capa vegetal del suelo a través, por ejemplo, de cultivos y estiércol verde, y reducir la cantidad de labranza, si es posible a cero, para minimizar la erosión del suelo y la pérdida de agua/humedad y nutrientes. Estas prácticas, junto con la recogida de aguas, pretende hacer un uso más eficaz del agua.
Promover la actividad biológica del suelo, mantener y mejorar la fertilidad del mismo.
Mantener un alto número de especies y la diversidad genética, en el tiempo y el espacio, y una estructura compleja del ecosistema agrícola, con el fin de facilitar un amplio número de servicios ecológicos y aumentar la resistencia del ecosistema agrícola y la flexibilidad ante los cambios.