Un 25 de junio de 1907 nacía en Suiza Enrique Pichon Riviere: uno de los introductores del psicoanálisis en la Argentina y generador de la teoría de grupo conocida como grupo operativo. Este médico psiquiatra creció en plena selva chaqueña y se nacionalizó argentino, lugar que pasó a ser uno de los países con más psicoanalistas del mundo. En este documental Miguel Kohan, su director, investiga de qué manera la obra de Pichon Riviere provocó semejante fenómeno.
En la década de 1940 Pichon se convirtió en uno de los miembros fundadores de la Asociación Psicoanalítica Argentina y en los 50 participó en la creación de la Primera Escuela Privada de Psicología Social y del Instituto Argentino de Estudios Sociales. La originalidad de su teoría se basa en la visión dialéctica del funcionamiento de los grupos y de la relación entre la dialéctica, la homeostasis y la cibernética.
Palabras del director
¿Cómo encontrarse con Pichon Rivière? ¿Cómo dar cuenta de alguien que provocó un impacto tan fuerte en la forma de abordar y relacionarse con la locura y la neurosis? ¿Cómo acercarse a alguien que como introductor del psicoanálisis y fundador de la psicología social creyó en la palabra compartida, y que además, no tuvo especial predilección por la escritura, motivo por el que no dejó testimonio escrito? ¿Qué relación talló tan hondo para que su contacto con la poesía marcara un norte en sus investigaciones y sobre todo, en su praxis?
Todo esquema referencial, como el mismo Pichon Rivière decía, es necesariamente autobiográfico. Los contextos que le tocaron vivir desde su infancia y adolescencia le fueron marcando la cancha y moldeando una evolución conceptual con mucho de tierra, de río y de espacios bucólicos y peligrosos. Mirar a una pantera a los ojos no será muy diferente a enfrentarse a los ojos del que está loco.
Pichon no tenía miedo. Ni de la pantera, ni de la locura. Pero su tristeza por el mundo era honda y a la vez, generosa. El dolor tenía algo festivo por el simple hecho de estar vivo. Quizás fue ese uno de los fundamentos para todo lo que desarrolló luego, como terapeuta. Y para citar a Rimbaud, uno de sus autores más frecuentados, “La herida estaba allí, para que yo la encarne”.
Las facetas de el Francesito -como lo llamaban sus amigos- son como un fractal. ¿Habrá una revelación de una ética que nos permita acercarnos a su vida para vislumbrar el valor de su obra? ¿Será este un documental imposible?. Mis intervenciones en la película, como médico psicoanalista y cineasta, intentan construir un camino, en donde el encuentro con los discípulos y escenarios en donde vivió nos acercará a nuevos interrogantes , de un hombre que supo y deseo mirar la locura a los ojos.
Reseña para el 18º BAFICI, por Maia Debowicz
No existirían en Argentina tantos fanáticos de Woody Allen de no ser por Enrique Pichon-Rivière. El Francesito ancló las raíces del psicoanálisis en nuestro país para que crezcan como árboles gigantescos que en vez de frutos ofrecen divanes. El psiquiatra y psicoanalista creció en la selva chaqueña, entre las manchas de los pumas y los dientes afilados de los yacarés. Cuentan sus allegados que esa infancia salvaje fue el crayón que bocetó su camino profesional, el cemento con el que construyó su obsesión por descifrar la locura. Kohan entrevista a colegas, familiares y admiradores de la obra de Pichon-Rivière para convertir al monumento en ser humano. A través de diferentes anécdotas, el director teje un sweater de celuloide que abriga al mismo tiempo que pica. Eso es, en definitiva, lo que produce el psicoanálisis.
Miguel Kohan nació en 1957, estudió cine y producción de televisión en Los Ángeles. Es el fundador de la productora K Films (especializada en documentales). Dirigió Salinas grandes (2001), Café de los maestros (2009); producida Lita Stantic, Gustavo Santaolalla y Walter Salles, y el unitario Lluvia cósmica (2015).
Esteno 28 de Julio
Cine Gaumont: Avenida Rivadavia 1635, CABA.
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