La moringa es un árbol de crecimiento rápido originario del norte de India. La medicina tradicional ha utilizado sus hojas durante siglos, y se calcula que se puede utilizar para el tratamiento y prevención de 300 enfermedades.
En Argentina se cultiva y procesa en la provincia de Misiones, en cercanías de la ciudad El Dorado, de similar clima tropical a sus lugares de origen. Entre sus beneficios se destacan:
- Mejora la circulación sanguínea, la digestión y el sueño.
- Sus hojas son ricas en antioxidantes, como la vitamina C, beta-caroteno, quercetina y ácido clorogénico.
- Es fuente de vitamina, actúa como antinflamatorio y reductor del colesterol.
Cien gramos de hoja seca de moringa contienen 9 veces la proteína del yogurt, 15 veces la vitamina A de las zanahorias, 15 veces el potasio de los plátanos, 17 veces el calcio de la leche, 12 veces la vitamina C de las naranjas y 25 veces el hierro de la espinaca.
La moringa crece unos 3 metros en su primer año pudiendo llegar a 5 mentros en condiciones ideales; adulto llega a los 10 o 12 metros. Se ha utilizado exitosamente para mejorar el consumo de nutrientes en países azotados por el hambre, como Malawi, Senegal e India.
¿Qué usos se le puede dar a la moringa?
El sabor de la moringa es agradable y sus partes se pueden comer crudas, especialmente las hojas y flores (que son de color crema y aparecen principalmente en épocas de sequía, cuando el árbol suele perder las hojas) o cocidas de varias formas, por ejemplo en guisos. Las flores son ricas en carbohidratos y tienen un buen sabor. Las hojas pueden usarse para hacer jugos y tienen un gusto suavemente picante (una mezcla entre berro y rabanito).
Da un fruto en forma de vainas que, estando verdes, se pueden cocer y tienen gusto parecido a las chauchas, cuando están maduras se hierven con un poco de sal, se abren y se extraen las semillas ya listas para consumir, de sabor parecido al garbanzo y también se pueden tostar. Las raíces son comestibles, parecen zanahorias pero de gusto picante, y se utilizan para producir un condimento.
El aceite extraído de sus semillas tiene muchas aplicaciones: más de la tercera parte del contenido de las semillas es aceite de alta calidad, rico en ácidos grasos insaturados. Se puede utilizar en la preparación de ensaladas y como combustible para lámparas. También se cultiva como un importante recurso para fabricar biodiesel de calidad.
El cultivo tiene un rendimiento de 2.500 kilos por hectárea, produciendo casi 1.500 litros de aceite y más de 1.400 litros de biodiesel por hectárea, lo que ha llevado a que su cultivo se investigue en varios lugares del mundo.
Las vainas y semillas son útiles para purificación del agua. Contienen un polielectrolito catiónico que ha demostrado su eficacia en el tratamiento del agua (eliminación de turbidez), en sustitución del sulfato de aluminio o de otros floculantes. La ventaja de usar estas semillas es doble: sustituye productos importados por uno local de fácil acceso y, a diferencia del sulfato de aluminio, es completamente biodegradable.
En agricultura, las hojas son útiles como abono y como fungicida contra los hongos que atacan las raíces.
Sirve como forraje con una larga lista de características benéficas, ya que sirve tanto para ganado vacuno, porcino, ovino, caprino u avícola, entre otros, en los que genera importantes incrementos en el rendimiento, tanto de ganancia de peso como de producción de leche. Su madera sirve como leña y para hacer carbón o celulosa para papel de gran calidad.