Por el País viajó a Wanda, Misiones, para contarte la historia de cómo descubrieron, por casualidad, minas de piedras preciosas. Conocé la increíble historia de la familia de Higinio Enebelo, que a los 80 años sigue manejando este reservorio nacido de lava volcánica petrificada.
Hasta 1910 Wanda era igual de verde y de linda que ahora. Pero no se llamaba Wanda: era un paraje sin nombre que empresas de Buenos Aires habían comprado a bajo precio. La Compañía Colonizadora del Norte fue una de ellas: en 1936 le dio nombre a esta tierra del departamento Puerto Iguazú, a 40 kilómetros de las cataratas. Con el nombre homenajeó a una princesa polaca: Wanda.
Pero faltaban años, muchos, para que alguien supiera que debajo de esa tierra en la que sembraron yerba mate estaban esas giodas que estallaban de belleza y colores. Porque en 1940 Otto Bemberg (alemán, creador de la cerveza Quilmes) cerró su explotación de yerba porque no era redituable e indemnizó a sus empleados con 20 hectáreas de tierra a cada uno. A su encargado, Víctor Enebelo, le dio 40 hectáreas.
Era 1942. Víctor y Amalia, su esposa, limpiaron el terreno de a poco. Tenían 10 hijos y la tarea de volver productivas esas tierras tras el fracaso de la yerba mate. En esas tareas de limpieza encontraron unas piedritas blancas que los mayores de sus 10 hijos vendían al borde de la ruta 12 a los turistas que iban rumbo a las Cataratas del Iguazú.
Con los años, uno de sus hijos viajó a Brasil a estudiar. Mientras, su madre seguía atendiendo las labores de la casa, sin saber que una de ellas iba a cambiarle la vida para siempre: lavando ropa en el río se cortó la mano con una piedra que llevó a su casa. Cinco años la tuvo sobre un mueble hasta que su hijo Higinio volvió de Brasil. Había estado en Minas Gerais y sabía distinguir entre una piedra cualquiera y una piedra preciosa. Esa era una piedra preciosa.
En 1974 llamaron a los encargados de geología de la provincia de Misiones: los dueños de la tierra no podían explotar el lugar hasta tanto no tuvieran una aprobación según marcan las leyes de minería y de subsuelo. Entonces apostaron el todo por el todo. Vendieron lo que tenían para conseguir la habilitación, que tres años después tenían sobre la mesa.
La historia reciente dice que es una explotación abierta desde 1989. Los turistas pueden ver los diferentes tipos de cuarzo: ahumados, cristales, agatas. Todas las piedras están embutidas en giodas; lava petrificada de origen volcánico cuyos colores están marcados por los diferentes minerales. El rosa tiene cilidio y feldespato, por ejemplo. Una curiosidad explicada por la reacción química al momento de la formación de la piedra: todas las piedras que están dentro de la gioda tienen seis lados.
Hace 120 millones de años paso esto: se separaron los continentes. La temperatura subterránea hizo que el mineral se fundiera y se encapsulara de acuerdo al oxígeno que corría a medida que la tierra se resquebrajaba. En una de esas roturas se formó esa maravilla llamada Cataratas del Iguazú. Y también esta mina de piedras preciosas. Y los ríos.
Esta historia la cuenta Michel Olivera, el guía de la mina que, a los 18 años, conoce con pelos y señales el lugar, su historia y su presente, las piedras por sus colores, su forma, su textura. Habla al borde del Paraná, el gigante marrón que besa la orilla de la paraguaya Itá Berá, la ciudad guaraní a la que se accede en bote desde esta bella Wanda.
Dice Michel que el túnel tiene 65 metros de diámetro y se puede entrar caminando. En la puerta caen chorros agua que se abren paso en la tierra colorada. Entramos. El chico cuenta que tardaron 14 años en hacerlo, dinamita de por medio, para llegar a las piedras preciosas, algunas de las cuales obran en las paredes. Como son formaciones de lava volcánica hay que tener cuidado con removerlas porque eso puede significar un derrumbe.
A esa explotación en galerías la conectaron con el agregado de valor: en el mismo predio tienen el taller donde las piedras se convierten en aritos, pulseras, dijes, colgantes. Se las puede ver, en el salón de ventas, como parte de una artesanía o es posible encontrarlas tal como son, brillantes como ese día en que doña Amalia sacó la primera mientras lavaba la ropa.
Qué significan las piedras
Cuarzo blanco: energía positiva.
Cuarzo rosa: armonía en familia.
Jade verde: amor eterno y fortuna.
Lapizlazuli azul: buena onda.
Coralina marrón: protección y progreso.
Ematite negro plateado: salud.
Topacio amarillo: contra la envidia.
Turqueza: triunfo.
Amatista violeta: paz y suerte.
Cuarzo rojo: felicidad.
Alexandrita gris: estudio y trabajo.
Rubelito rojo: pasión.
Agradecimientos: Víctor Hugo Bazán
Más info:
Mina Tierra Colorada
Ruta Nacional 12, km. 1594, barrio Piedras Preciosas,
Wanda, Misiones.
Tel. 03757-471100
Correo: minadewandatierracolorada@hotmail.com