En el barrio porteño de Caballito, una agradable y reciclada casona de los años 20 es el lugar perfecto para acercarse a la buena comida, abundante y sabrosa: con mesas enormes y espaciosas para que los clientes sientan la comodidad de su propia casa, Jacarandá ofrece comida simple y suculenta, convirtiéndose en un clásico.
Especializado desde siempre en la comida porteña y con toques gourmet, el restaurante lleva ese nombre como homenaje al árbol emblemático del barrio.
Desde sus inicios, Jacaranda decidió sellar un pacto con sus clientes: acá no se negocian ni la calidad de los insumos ni el sabor de sus platos. Y con esa premisa, ofrece precios accesibles y una carta más que tentadora. Como plus, hay derecho al descorche del vino propio, traído desde la cava hogareña.
¿Qué pedir en Jacarandá?
La cocina de Jacarandá apunta al gusto popular pero con una vuelta de tuerca. Las porciones son abundantes, en muchos casos para compartir, y además tienen varias propuestas para celíacos.
Entre las sugerencias del chef, se destacan las croquetas de risotto y salmón rosado apanadas en sésamo y con crema de quesos; el cordero relleno de espinaca y champignon en salsa suave de romero con papas a la crema; la tradicional bondiola en salsa de ciruela con manzanas asadas; o los raviolones de cordero, frescos y caseros.
A la hora del postre, la tarta de manzanas tibia o el clásico volcán de chocolate con frutos rojos y helado de crema americana le pondrán el broche final a una gran velada.
¿Dónde? Del Barco Centenera 383, Caballito. Ciudad de Buenos Aires.
¿Cuándo? de martes a sábado por la noche y domingo al mediodía.
http://www.jacarandaresto.com.ar