Federica Bertocchini, que además de bióloga molecular es aficionada a la apicultura, se dio cuenta un día de que habían aparecido agujeros en las bolsas de plástico donde había guardado unos panales infestados de gusanos de cera. ¿Cómo era posible, si el día anterior las bolsas estaban bien? Llegó a la conclusión de que tenían que haber sido los gusanos.
En colaboración con bioquímicos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), realizó una serie de experimentos y demostraron que no habían agujereado el plástico mordisqueándolo sino digiriéndolo. Es decir, con un proceso químico y no mecánico, según los resultados de la investigación presentados en la revista Current Biology.
El descubrimiento, que ha sido patentado, abre la vía a degradar los residuos de plástico en lugar de acumularlos. Para ello, sin embargo, aún falta averiguar qué moléculas concretas utilizan los gusanos para digerir el plástico.
Los gusanos de cera
También conocido como gusano de la miel, son un cebo muy corriente entre los pescadores, ya que su valor energético es muy alto (15% proteína y 20% grasa). Estos gusanos son las larvas de una polilla con el mismo nombre (polilla de la cera/miel). Para los apicultores, esta especie representa una gran amenaza porque les encanta colarse en las colmenas de abejas y comerse la cera.
Hasta ahora, los investigadores han descubierto que los gusanos de cera son capaces de comer polietileno y degradarlo hasta producir glicol etileno, el compuesto principal del anticongelante.
El polietileno es el plástico más común, sobre todo para fabricar envases, empaquetado y demás envoltorios. Su impacto medioambiental es devastador, ya que tarda entre cien y cuatrocientos años en degradarse de manera natural. Sin embargo, en 12 horas cien gusanos son capaces de comerse el 10% de la una bolsa estándar de plástico.
Al parecer, la composición molecular del polietileno es similar a la de la cera, por eso estos gusanos son capaces de digerir el plástico. Ahora la cuestión principal para los investigadores es localizar la molécula o enzima que permite al gusano romper la estructura molecular del polietileno. «Puede que podamos encontrar la molécula y podamos producirla a gran escala en lugar de utilizar millones de gusanos en una bolsa de plástico».