Julio Zoccatelli y a Santiago Gorini son los guardaparques que acaban de regresar de la Antártida tras un año de campaña. A partir de un convenio firmado con la Dirección Nacional del Ártico en 1990, cada año dos guardaparques nacionales son seleccionados para desarrollar tareas de investigación científica con el objetivo de intentar conocer mejor el ecosistema local y así contribuir en implementar acciones de conservación de un ambiente tan único como imprescindible para la vida en el resto de los continentes.
Zoccatelli y Gorini fueron recibidos por Eugenio Bréard, presidente del Directorio; Emiliano Ezcurra, vicepresidente; el jefe de Gabinete, Santiago Montanaro; y el director de Recursos Humanos, Alejandro Román. Tras la reunión, Bréard resaltó: «Estoy orgulloso de conocerlos y de que hayan representado al Organismo en Orcadas, realizando no sólo tareas científicas sino también poniendo en práctica los conocimientos adquiridos a lo largo de años de experiencia en el manejo de territorio dentro de áreas protegidas nacionales».
La experiencia en la Base Orcadas brinda a los agentes de conservación la posibilidad de estar en contacto con una fauna muy particular, trabajar en condiciones climáticas y ambientales extremas y comprometerse en el marco de proyectos de investigación internacionales y de largo plazo.
En los últimos años muchos guardaparques invernaron en la isla realizando censos de población de fauna, estudios de dieta de pingüinos adelia y barbijo, gaviotas cocineras, cormoranes imperiales, eskúas y lobos marinos de dos pelos, recolección de plumas y censos de crías de las focas de weddell durante su época reproductiva y trabajos orientados a conocer el éxito reproductivo de los pingüinos y sus tendencias poblacionales. Además, desde el 2002 se encargó al personal de Parques Nacionales operar las estaciones sismológica y geodésica de la Base.
Estas tareas forman parte del monitoreo del ecosistema antártico que el Instituto Antártico Argentino utiliza para detectar cambios en la poblaciones animales o alteraciones del ambiente y forman parte de convenios internacionales de cooperación científica.
Como los estudios se llevan a cabo fuera de la base, los desplazamientos requieren del conocimiento de técnicas de montañismo, esquí de travesía, navegación en aguas peligrosas, monitoreo y manipulación de fauna. En ocasiones, los guardaparques se alejan varios kilómetros de la base, por lo que teniendo en cuenta las condiciones climáticas sumamente cambiantes, el tipo de ambiente y las escasas posibilidades de ayuda externa, las medidas de seguridad se deben extremar al máximo.
Vivir un año entero en el continente blanco es una experiencia que sólo se puede llevar adelante apoyándose en la fuerte vocación de conservación que caracteriza a guardaparques como Julio Zoccatelli y Santiago Gorini.