Por primera vez en Argentina, investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y del INTA Castelar miden los gases responsables del calentamiento global provenientes de la actividad forestal. Comenzaron en Entre Ríos con una de las especies de mayor importancia económica del país: el Eucaliptus.
El proyecto, a partir del cual también evalúan la capacidad de captura de carbono en el suelo, ayudará a implementar medidas de mitigación frente al calentamiento global y a validar a campo los inventarios nacionales realizados con la metodología del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
El proyecto finalizará en diciembre de 2017. En total se harán 12 mediciones. “Ahí vamos a tener los resultados completos”, afirman.
Las mediciones se están realizando desde mediados de 2016 en el establecimiento de producción agrícola forestal “El Potrero”, ubicado en Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos. A fines de 2017, los responsables del proyecto prevén tener los resultados completos.
“La falta de mediciones a campo de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en todas las actividades de la producción primaria representa un problema importante para la Argentina a la hora de discutir la problemática en los foros internacionales y de implementar medidas de mitigación”, explicó Carina Álvarez, docente e investigadora de la cátedra de Fertilidad y Fertilizantes de la FAUBA.
Carina señaló que hasta ahora se habían medido GEI en cultivos agrícolas (como soja y maíz), en pasturas y en pastizales naturales. Esta es la primera vez que se miden en sistemas forestales productivos con una de las especies de mayor importancia económica del país, Eucalyptus grandis.
El establecimiento seleccionado para realizar las mediciones tiene plantaciones de eucaliptus (el cultivo forestal dominante de la región), básicamente para la producción de madera de calidad.
Manos a la obra
Para llevar a cabo los estudios, los investigadores analizaron los gases provenientes de dos suelos de texturas muy contrastantes: arenosos y arcillosos, con plantaciones jóvenes de eucaliptus (con dos a tres años de vida) y los resultados se compararon con plantaciones adultas de 10 años. También se hicieron mediciones en el monte (en la reserva natural) para obtener datos contrastantes con la condición prístina.
“Medimos la emisión de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso. Este último es un poderoso gas de efecto invernadero que se produce por desnitrificación, que es un procesos microbiológico propio del suelo, el cual se ve potenciado ante determinadas condiciones ambientales”, explican los especialistas.
“Comenzamos a realizar las mediciones en agosto de 2016, con una periodicidad mensual. Esto ya nos permite haber medido con distintas temperaturas y disponibilidades de agua y nitratos en el suelo ”, apuntó. Actualmente el grupo de trabajo procesó seis muestreos: “Hasta ahora vemos que las emisiones de óxido nitroso son bajas, incluso en comparación con el sistema natural. Esto es auspicioso desde el punto de vista ambiental”, adelantó Rimski.
Captura de carbono
También están midiendo los stocks de carbono orgánico en el suelo, hasta un metro de profundidad, con el objetivo de evaluar la capacidad de captura de carbono de los sistemas de producción forestal y agrícola, en relación al monte natural.
“Es esperable que los sistemas forestales tengan menos carbono orgánico que el monte, porque la condición natural es la expresión de la potencialidad del sistema. Pero creemos que va a ser bastante mayor que en sistemas agrícolas. Eso pondría a los sistemas forestales en una ventaja muy importante, desde el punto de vista ambiental”, explicó Carina Álvarez.
Los datos que surjan de este trabajo van a servir para la toma de decisiones y colaborarán con el inventario de gases de efecto invernadero del país, donde también se podrá dimensionar la contribución de los bosques cultivados a las emisiones nacionales.
“La idea es avanzar hacia otros sistemas y otras zonas de producción, como el Delta (con las salicáceas) y el centro y norte de la Mesopotamia, donde se concentra la actividad forestal del país con pinos y eucaliptus. La capacidad de captación de carbono y las emisiones pueden cambiar según las especies, el tipo de suelo y el clima”, concluyó Carina.
Fuente: Gentileza Juan Manuel Repetto, Facultad de Agronomía (UBA)