Según un estudio de la Universidad de Australia Occidental, las plantas tienen un sentido de oído más complejo y desarrollado de lo que se pensaba, que les permite detectar y responder a los sonidos para encontrar agua.
Los investigadores informaron en un estudio presentado en abril de 2017, que las plantas pueden percibir las vibraciones sonoras del agua corriente que se mueve a través de las tuberías, o aquella que fluye en el suelo, y luego hacer que sus raíces se muevan exactamente en esa dirección. Además, el equipo de estudio encontró que a las plantas no les gusta ciertos ruidos y se alejan de esos particulares sonidos.
Monica Gagliano, investigadora del Centro de Biología Evolutiva de la academia australiana, explicó cuan importante es este aspecto de las plantas, pues sin agua no pueden sobrevivir: “Utilizamos la planta común de guisantes (Pisum sativum) como modelo para nuestro estudio y colocamos la planta en un recipiente que tenía dos tubos en la base, dándole una opción de dos direcciones para el crecimiento de sus raíces”, explicó la bióloga.
Luego añadió: “expusimos la planta a una serie de sonidos, incluyendo ruido blanco, agua corriente y luego una grabación de agua corriente debajo de cada tubo, y observamos su comportamiento”.
Frente a ello, se constató que las plantas supieron dónde estaba la fuente del agua, ya que sus sistemas radiculares crecieron hacia esa dirección, y lo hicieron -recalcó la bióloga-“sólo basándose en la detección del sonido de agua corriente”.
En el presente estudio, la investigadora Monica Gagliano demostró además que cuando el suelo estaba húmedo, la planta no respondía al sonido de agua corriente. “Con esto empezamos a ver cuan complejas son las interacciones de las plantas con el sonido, al considerarlo en la toma de decisiones conductuales”, dijo la científica.
La investigación concluyó que la percepción de las plantas a determinados sonidos de la naturaleza explica porqué las raíces de los árboles suelen invadir a las tuberías de los alcantarillados.
La planta muestra una percepción mucho mayor de su entorno y mucho más compleja de lo que suele pensar la gente.
“En el mundo animal hay un fuerte llamado de conciencia de cómo la contaminación acústica afecta en modo negativo a las poblaciones, y ahora sabemos que las plantas también necesitan ser consideradas en estos estudios”, concluyó la bióloga Monica Gagliano.