Médicos y pacientes del Hospital Garrahan celebran la apertura de un nuevo espacio para los más de 400 chicos que cada año viajan de todo el país en busca de la mejor atención oncológica, una posibilidad que fue destacada como fruto de la ideología de esa comunidad hospitalaria que consiste en abrir sus puertas a todos, para que todos tengan la posibilidad de curarse.
El nuevo centro tiene una superficie de 7.200 metros cuadrados, cuenta con 90 camas y 20 consultorios, sala de shock room y sala de procedimientos, y equipamiento tecnológico de última generación.
Se trata del Centro de Atención Integral del Paciente Oncológico (Caipo) que con la ayuda de los profesionales y de todas las áreas del hospital, además de las fundaciones Garrahan y Nuria, centralizará la atención para mejorar la calidad de las prestaciones.
El 35 por ciento de los chicos con cáncer del país se atiende en el Garrahan, y en este sentido este centro ayudará a que los pacientes reciban diagnóstico lo antes posible, sufran menos, y se curen más, según afirmaron las autoridades del hospital durante la inauguración.
Las modernas instalaciones constan de 68 camas ambulatorias (para chicos que estén en tratamientos de quimioterapia o hemoderivados, y pacientes trasplantados), 21 camas para quimioterapia prolongada (de uno a siete dias), una sala de procedimientos, 20 consultorios, y shok room (atención de emergencias).
«Hemos compartido que este hospital debía abrir sus puertas a todo el país. Esa es la ideología de los que trabajamos en el Garrahan. También es ideología de este hospital que -como centro de salud público- destine recursos a proyectos de investigación; y que haya defendido el modelo de ‘horario extendido’ de sus profesionales», dijo Marcelo Scopinaro, presidente del Consejo de Administración.
Durante la inauguración del edificio -que funcionará como anexo, integrado al establecimiento-, los más de 200 profesionales de la salud, empleados, técnicos, pacientes y familiares participaron de un emotivo acto que incluyó agradecimientos a donantes anónimos y particulares, a las fundaciones Garrahan y Nuria, a las Tapitas Solidarias, a la embajada de Kuwait y a los funcionarios del Ministerio de Salud de la Nación, entre otros. Para Lidia Franquelli, coordinadora del Hospital de Día del Garrahan, con el Caipo «la responsabilidad del hospital consiste en trabajar para que los chicos se enfermen y sufran menos; se los diagnostique a tiempo, y más de ellos se curen».
Para el jefe de Oncología de ese centro de Salud, Pedro Zubizarreta, «los 420 nuevos pacientes pediátricos oncológicos que recibe este hospital por año no es más que una política de Estado que necesitamos que continúe para seguir trabajando como hasta ahora», y agrega que «Este centro no es un fin, es un medio para dar respuesta a una necesidad que se corresponde con un derecho. Esa política de Estado considera a la salud pública no como una mercancía sino como un bien social», sostuvo el jefe médico, y subrayó que «durante la noche neolibaral de la dictadura esos derechos fueron cercenados; y esos derechos son los que vamos a defender».
Jorge Menehem, presidente de la Fundación Garrahan, destacó que «lo que inicialmente eran 4.000 metros pasaron a ser más de 7.000 y se suman a los demás espacios que se fueron construyendo en beneficio de los pacientes del Garrahan, ejemplo de atención pediátrica en el país».
La fundación considerada por Menehem como «brazo solidario de la comunidad» del hospital, tiene a su cargo la Casa Garrahan, donde se alojan los externados del hospital, los chicos que salen y hasta volver a sus casas deben permanecer en las proximidades para poder ser monitoreados por los médicos en su evolución.
Fuente y fotos: Télam