El cóndor andino bautizado Luracatao fue liberado en Seclantás, provincia de Salta, después de un año de rehabilitación. En 2015 lo encontraron en la zona de los Valles Calchaquíes salteños, con diversas heridas y perdigones de escopeta en el cuerpo, pero hoy volvió a ser dueño del cielo.
«Luracatao es el cóndor 197 que se logra rescatar» informa Luis Jácome, director del Proyecto Conservación Cóndor Andino y presidente de la Fundación Bioandina Argentina.
El cóndor fue hallado por pobladores en octubre de 2015, en la zona de Luracatao, sin poder volar y con heridas de perdigones de escopeta. Luego de ser rescatado los guardaparques de la Secretaría de Ambiente de la provincia en conjunto con la policía Rural y Ambiental realizaron el traslado del ave hasta la Estación de Fauna Autóctona (EFA) de Salta, donde fue estabilizado y enviado a la fundación Bioandina Argentina para su rehabilitación.
El especialista, que estuvo a cargo de la liberación del cóndor, puntualizó que “es el séptimo ejemplar que se libera en territorio salteño”.
Luego de haber definido el lugar donde iba a ser liberado, comenzaron una intensa campaña de concientización sobre la importancia de la conservación del cóndor andino.
La liberación
Antes de que la jaula fuera puesta en lo más alto de la montaña, hubo bailes típicos, rituales ancestrales con sahumerios, rezos, peticiones y encomendaciones para que el cóndor vuelva a alzar vuelo en los cerros más altos que rodean a la famosa laguna Brealito, en el departamento salteño de Molinos.
Culminada la ceremonia, se trasladó la jaula al lugar elegido, luego de una cuidadosa exploración de los especialistas que se extendió durante toda la semana.
En medio de un silencio misterioso y espectante, se abrió la puerta de la cápsula y Luracatao inmediatamente caminó y salió. Trepó una roca donde abrió sus interminables alas y se preparó durante cinco minutos para su exitoso retorno: el cóndor adulto -se estima su edad entre 12 y 20 años- se animó a desplegar sus alas y voló alto, con los aplausos un público emocionado. Unos minutos después apareció otro cóndor, como si le estuviera dando una bienvenida.
Luis Jácome, quien trabaja hace 25 años en este campo, se refirió a la historia particular de este ejemplar macho y a la toma de conciencia que se intenta generar desde los organismos de medio ambiente y las fundaciones nacionales e internacionales. “Así como alguien gatilló e hirió a este cóndor, hubo al menos dos personas que lo alzaron, Doña Margarita y Don Silvio, quienes dieron aviso a la policía y a su vez a los guardiaparques provinciales”.
Previo al momento del retorno de Luracatao a su hábitat natural se realizó una ceremonia destinada a unificar los avances científicos en la biomedicina para esta especie, con las creencias y costumbres de los pueblos aborígenes.