Con campamentos, gastronomía regional, fogones y relatos de mitos populares en diferentes paisajes a la luz de la luna, la Administración de Parques Nacionales comenzó a celebrar este mes el ciclo de «Noches Mágicas» que cada fin de semana se realiza en diferentes áreas protegidas de Tucumán, San Juan, Tierra del Fuego y Corrientes.
El ciclo se inició el 6 de noviembre para conmemorar el Día de los Parques Nacionales, en las selvas del Parque Nacional Aconquija, en el Circuito Sur de Tucumán, que recientemente logró una ampliación de su territorio por ley aprobada por la Cámara de Diputados.
El director nacional de uso público de la Administración de Parques Nacionales (APN), Matías Poltorak, aseguró a Télam que «Es una manera de promover el ecoturismo en las vacaciones e incentivar a visitar los parques Nacionales, fortaleciendo así las economías regionales», añadió el funcionario y explicó que «este año se eligió hablar de noches mágicas para empezar a construir productos nocturnos e incentivar a operadores a trabajar esta alternativa, diversificando la oferta y sumando atractivos a los destinos».
En el caso de San Juan, las actividades diurnas y nocturnas se realizan en el Parque Nacional El Leoncito, que en sus casi 900 kilómetros cuadrados permite observar una gran cantidad de flora y fauna, como el cuis chico y la culebra conejera entre retamos y jarillas, lagartos en los faldeos rocosos, tropillas de guanacos en las ciénagas y en los extensos llanos, zorros colorados y pumas, mientras aguiluchos y águilas mora surcan el cielo.
Por la enorme cantidad de días sin nubes, en el lugar está el observatorio astronómico CASLEO, uno de los más grandes de Sudamérica, y el observatorio Carlos Ulrico Cesco que maneja la Universidad de San Juan.
En Tierra del Fuego se realizará entre el 19 y el 20 de noviembre con un singular recorrido por las principales atracciones del Parque Nacional local, ubicado a pocos kilómetros de Ushuaia, en un recorrido que comprenderá el traslado en colectivo desde el puerto capitalino hasta la estación del Trencito del Fin del Mundo, el ingreso al parque en esta formación, que emula el antiguo tren de los presos del Penal de Ushuaia, y la visita a Bahía Lapataia, donde finaliza la ruta nacional 3.
En el atardecer se podrá optar por una travesía en canoa desde el lago Acigami, para concluir la noche con una cena de tres pasos en el Centro de Visitantes Alakush, con vistas únicas a bosques, espejos de agua y la perspectiva del cielo nocturno del «fin del mundo».
Gabriel Willink, coordinador de Conservación y Uso Público del PN Tierra del Fuego, dijo a Télam que «La comercialización de estas salidas es realizada en conjunto con la Asociación Fueguina de Agencias de Viajes y Turismo. El precio por persona es de 15 mil pesos y están incluidos los traslados, el ticket del tren y de ingreso al parque y la cena», detalló.
El parque nacional Tierra del Fuego, creado en 1960, protege 68.909 hectáreas del extremo austral de la Cordillera de los Andes, en una franja que abarca desde la sierra de Beauvoir, al norte del lago Fagnano, hasta la costa del canal Beagle.
En Corrientes, las jornadas tendrán lugar en la localidad de San Miguel, que tiene un portal de acceso a los esteros del Iberá denominado «San Nicolás», el sábado 26 y el domingo 27 de noviembre, donde además el astroturismo en la zona se presenta como una tendencia novedosa que amplía su abanico de posibilidades recreativas, con inversiones y la oportunidad de lograr una certificación de carácter internacional.
«Tanto en el área nacional como en la provincial de los esteros se está llevando adelante la experiencia de avistaje de cielos limpios; es decir, sin luces artificiales, un momento de gran valor para la experiencia Iberá que ya generó talleres de capacitación a los guías y que impulsa la creación de infraestructura para el avistaje», dijo a Télam el intendente del Parque Iberá, Walter Drews.
«El concepto de cielos limpios de luces artificiales nos puede permitir obtener una certificación internacional con la Fundación Starlight dedicada al cuidado de ese entorno y el turismo astronómico, que abre la noche del Iberá como otro momento de actividades que antes estaba dedicado solo al avistaje de animales nocturnos», destacó Drews.