Desde febrero, la comunidad cinematográfica argentina está en alerta porque la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas, contratada por el gobierno nacional, sugirió eliminar la tasa del 10 por ciento que recae sobre las entradas de cine en Argentina. Ese dinero, administrado por el INCAA, se destina al Fondo de Fomento Cinematográfico y hace posible la producción de cine local.
Pero el conflicto se agravó días pasados cuando el gobierno de Macri le pidió la renuncia al Presidente del INCAA, al que acusó de cruzarse de brazos ante posibles hechos de corrupción. Por eso un inmenso grupo de actores, directores, técnicos y estudiantes de cine protestó este lunes 17 de abril en contra de la decisión del Gobierno de pedirle la renuncia a Alejandro Cacetta, y enmascarar en esa dimisión el objetivo de terminar con los impuestos que la ley obliga a pagar a las radios y televisoras para alimentar el Fondo de Fomento Cinematográfico gracias al cual el cine argentino de autofinancia sin que el Estado deba invertir dinero en una verdadera industria que sostiene miles de puestos de trabajo.
El Fondo de Fomento Cinematográfico, cuya administración está a cargo del Incaa se integra por ley «por un impuesto equivalente al 10 por ciento del precio básico de toda localidad o boleto entregado gratuita u onerosamente para presenciar espectáculos cinematográficos en todo el país, y cualquiera sea el ámbito donde se efectúen”. Pero la clave de la «crisis» que el Gobierno inventó -con supuestas denuncias por irregularidades no probadas- está en los impuestos que deben pagar las radios y las televisoras para operar las señales del país.
El Incaa administra el Fondo de Fomento Cinematográfico, cuya función fundamental es alentar la producción argentina mediante el otorgamiento de créditos y subsidios para las películas argentinas y también aporta fondos para la celebración de festivales de cine, como el de Mar del Plata o el Bafici, que arranca en dos días.
Gran parte de la producción cinematográfica nacional depende de ese Fondo por los elevados costos que implica realizar una película y porque sólo en algunas ocasiones se logra también realizar coproducciones con empresas extranjeras y, en consecuencia, recibir aportes del sector privado. Los actores advierten que si el Gobierno desfinancia el cine se perderán miles de puestos de trabajo y se echará por tierra el prestigio que nuestro cine tiene en todo el mundo.
El director ganador del Oscar Juan José Campanella, quien propuso a Cacetta al Gobierno, tuiteó: «No hay UNA persona en la industria del cine, NI UNA, que tenga dudas sobre la honestidad de Cacetta. Horrible y torpe opereta».
“Quizás quien no pertenece al sector desconoce que el cine argentino utiliza fondos generados por el propio sector audiovisual sin intervención de impuestos generales. Es decir, una estructura que se sostiene a si misma”. En el párrafo siguiente, las entidades firmantes dejan clara su posición: “La eventual eliminación de este gravamen tendría un impacto negativo enorme en el sector”.
La Asociación Argentina de Actores, el Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina, Animación, Publicidad y Medios Audiovisuales y el Sindicato Unico de Trabajadores del Espectáculo Público y Afines de la República Argentina también hicieron pública su preocupación: “Enterados públicamente de la reforma tributaria (…) nos vemos en la necesidad de advertir que este impuesto, que permite fomentar nuestra industria cinematográfica y el arte y cultura nacionales que nos representan a través de ella, de ser suprimido conllevaría a la aniquilación del Cine Argentino, causando la pérdida de miles de puestos de trabajo de Técnicos, Actores, Extras, Directores, Músicos, Autores, más toda la mano de obra ligada a esta actividad”.