A 130 metros de profundidad en una montaña de la isla del archipiélago de Svalbard, en Noruega, se encuentra la Bóveda Global de Semillas del Banco Mundial de Semillas de Svalbard, capaz de resistir terremotos, impactos de bombas nucleares e incluso el paso del tiempo.
Las semillas están almacenadas a 18 grados bajo cero y en caso de fallo eléctrico, el permafrost ártico (capa permanentemente helada) del exterior actuaría como refrigerante natural. Pero los efectos del cambio climático han empezado a notarse , lo que obligó a realizar una mejora de las instalaciones en previsión de un clima más cálido.
Fue construida en una ladera de montaña del Ártico, diseñada para proteger las semillas de cultivos de cataclismos globales como guerras nucleares o enfermedades. Fue inaugurada el 26 de febrero de 2008 y ya posee más de un millón de muestras.
Representantes de 36 organizaciones de 33 países participaron en la ceremonia celebrada en el exterior de la bóveda, que ahora contiene muestras de 5.000 especies distintas, donadas por 85 depositarios.
La conservación de las semillas en la bóveda es un servicio gratuito y los países que envíen sus muestras seguirán siendo siempre sus propietarios. Pero sólo se recibirán semillas que sean de importancia para la seguridad alimentaria mundial y la agricultura mundial sostenible.
“Nuestro objetivo es conservar aquí una copia de seguridad de las semillas de todo el planeta. Así, frente a cualquier catástrofe, de origen natural o humano, la biodiversidad de los cultivos estará a salvo», explicó Ola Westengen, coordinador del proyecto.
En todo el mundo existen cientos de bancos que contienen colecciones de cultivos alimentarios para su custodia, pero a mayoría son vulnerables.
La bóveda tiene capacidad para almacenar 4.5 millones de variedades de distintos cultivos. Cada variedad contendrá en promedio 500 semillas, por lo que podrán almacenarse en la bóveda un máximo de unos 2.5 mil millones de semillas.
Entre las instituciones que han hecho nuevos aportes, más de 60.000 muestras en total, figuran el colombiano Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), que ha donado esta vez variedades de guisante de mariposa, trébol, sorgo y frijoles.
El mexicano Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el peruano Centro Internacional de la Papa (CIP) también han participado en la nueva ronda de depósitos, al igual que la Universidad de Costa Rica, que aporta variedades de tres especies de arroz nativo, incluyendo dos salvajes.
La representación latinoamericana la completa la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), que ha enviado variedades de cultivos como la cebolla, el melón y la guindilla.
A la bóveda del archipiélago noruego de Svalbard llegaron también muestras de los jardines botánicos reales Kew del príncipe de Gales, así como una donación de la nación cherokee, la primera tribu estadounidense en colaborar con el mayor depósito mundial de semillas.
“Esta entrega es especialmente oportuna”, afirmó en la ceremonia la primera ministra noruega, Erna Solberg, recordando que 2020 es el plazo límite para que cada país proteja su rango genético de cultivos, con vistas a lograr en 2030 el objetivo de desarrollo sostenible de la ONU de acabar con las hambrunas.