Diez artistas argentinos fueron seleccionados por el Fondo Nacional de las Artes para representar al país en la Feria española ARCO MADRID, una de las ferias de arte contemporáneo más importantes a nivel mundial, que comenzará en Madrid el 22 de febrero. Tendrán una residencia en sitios emblemáticos de la cultura española y, en el lapso de un mes, harán una obra que será presentada en sociedad frente a operadores culturales de todo el mundo.
Los artistas seleccionados, ocho de Buenos Aires, una mujer de Tucumán y un hombre de Chaco, realizarán una residencia creativa en tres prestigiosas sedes de ARCO: Ranchito-Matadero, Casa de Velázquez y MediaLab/Prado, y presentarán creaciones interdisciplinarias que reflejan la migración por distintos canales de expresión como la moda, el cine, la tecnología o la literatura.
Los diez seleccionados para ARCO fueron ganadores de un certamen en el que se presentaron más de 550 proyectos de artistas plásticos, realizadores audiovisuales y músicos contemporáneos.
Uno de los elegidos dentro de la categoría Audiovisual es Leonardo Solaas, un filósofo que en sus obras vincula la programación, los medios digitales y el arte. «El proyecto que voy a presentar en ARCO se llama ‘Ejercicios de demora’ y consiste en dos formas diferentes de manipular el tiempo en una captura de video, de manera tal que las acciones del público van dejando rastros en una imagen proyectada, que se va construyendo como una especie de ‘pintura colaborativa'», comenta Leonardo.
El artista hará su residencia en Medialab, un laboratorio de producción e investigación, junto a Juan Pablo Sorrentino, un artista sonoro chaqueño que estudió Licenciatura en Composición Musical en la Universidad de Córdoba y se perfeccionó en el IMD (International Musikinstitu Darmstadt) de Alemania con el artista sonoro Peter Ablinger.
«Me interesa profundizar en las relaciones físicas del sonido con la naturaleza, el sistema nervioso, la percepción, la psicoacústica y la vinculación con las resonancias Schumman, las ondas solares y el impacto de las frecuencias en el comportamiento humano», explica Juan Pablo, y agrega que: «Esta residencia en ARCO me va a permitir continuar con mi investigación y volcar estas experiencias en una muestra de arte sonoro en 2017 en el monte chaqueño, una suerte de museo de arte sonoro al aire libre».
En el segmento Artes Visuales y Fotografía una de las ganadoras de la residencia fue la artista Paula Otegui, que durante un mes trabajará en la Casa de Velázquez, un espacio de orientación interdisciplinaria y académica. «Mi trabajo está orientado a sacar lo pictórico de lo hierático y también investigar formatos no tradicionales. En este caso, como la Casa Velázquez tiene una biblioteca muy interesante, voy a aprovechar para investigar el barroco latinoamericano y analizar cómo lo inserto en mi propuesta».
En Ranchito-Matadero, la tercera sede prevista para las residencias, cuatro artistas argentinos convivirán con otros tantos españoles para trabajar conjuntamente en una producción interdisciplinaria que será presentada formalmente al cabo de siete semanas. «Mi propósito es generar una obra que proponga una relación espacial-temporal, cinética, sonora e interactiva con las personas que recorren la sala y se nutra de las condiciones arquitectónicas y eventuales», señala Rodolfo Santiago Marqués, el artista oriundo de la localidad bonaerense de San Antonio de Padua.
«La idea es construir una máquina que transporta aire por mangueras transparentes a diferentes zonas del espacio, usando la estructura de las columnas, tirantes del techo y otras particularidades del lugar para instalar estructuras denominadas arquetipos neumáticos. Mediante una rueda a palanca secuenciada se accionarán sifones de soda conectados a una fuente de aire comprimido, esto activará los eventos sonoros y mecánicos que producen los diferentes objetos creados en los días que dura el evento», detalla.
Por su parte, el creador Santiago Gasquet también adelanta su proyecto: «Voy a proponer una instalación duracional, que ocupe el espacio dispuesto y se construya durante las siete semanas que dura la residencia, que muestre el proceso en todas sus instancias como el hecho artístico».
Fuente: Télam