El 2 de julio pasado celebraron en Misiones los 200 años de la batalla de Apóstoles, denominada también «guerra contra Artigas», y le hicieron homenaje al general Andresito.
Fue el 2 de julio de 1817. Durante la llamada guerra contra Artigas, el general portugués Francisco das Chagas Santos invadió las Misiones Orientales y luego el territorio que ahora ocupa Misiones y sometió a varios poblados antes de dirigirse al cuartel general de Apóstoles, donde lo esperaba un comandante sagaz enrolado en el ejército del pueblo: el general Andresito, prócer guaraní.
Eso celebraron el domingo pasado en Misiones con un acto donde se descubrió una placa conmemorativa y quedó encendida la llama que rinde en homenaje a Andrés «Andresito» Guacurarí y a los caídos en combate contra las fuerzas invasoras portuguesas.
El 29 de junio de 2014 declararon Héroe Nacional y General, post mortem, a Andresito. Al mismo tiempo y en su honor, fue erigida en la cabecera Sur de la Avenida Costanera de esa Ciudad, un coloso de hierro realizado por artesanos.
“Quisiera poner en contexto esta batalla porque no podemos reducir a un día lo que fue una odisea, una aventura, un entregarse por convicciones y liderazgos que se venían al galope en esos momentos”, dijo el gobernador de Misiones, Hugo Passalacqua.
«Fueron misioneros, correntinos, entrerrianos, santafecinos y cordobeses convocados por Artigas, quien le pidió a Andresito que se quede, que dé batalla como la dio», explicó el gobernador, quien motivó a los misioneros a comportarse cada día con el valor de defender lo propio, lo nuestro, de ser humildes y cercanos, porque si hay una cosa que caracterizaba a José Gervasio de Artigas y Andrés Guacurarí, uno de los primeros caudillos federales, es que nunca tomaban decisiones solos, siempre consultaban a la gente, siempre escuchaban”.
En esos tiempos el destino local «se jugaba con los provincianos de cada lugar, nosotros con el misionerismo, y Artigas sabe que Andresito lo va a cumplir y lo cumplió”, agregó Passalacqua.
La batalla de Andresito
Mientras la batalla se desarrollaba, una torrencial lluvia se abatía sobre el pueblo, lo que tornaba más confusa e indecisa la situación. La batalla llegó a una resolución a las 3 de la tarde, momento en que entró en escena el comandante Andresito Guazurarí al frente de un cuerpo de caballería compuesto por doscientos hombres. Llegaba al galope desde el vecino pueblo de San José con este importante auxilio.
Los doscientos lanceros guaraníes de Andresito arrollaron en su marcha a la columna portuguesa del capitán Da Gama y cayeron violentamente sobre los portugueses que atacaban al pueblo. El combate, en medio de la lluvia y el barro, se volvió terrible: las cargas de los fusiles estallaron y los choques del acero de las lanzas, los facones y los sables, se mezclaron con sapucais (agudísimos gritos de coraje o de alegría típicos de la cultura guaraní) y gritos de dolor.
Los portugueses comenzaron a perder terreno, hasta que el mismo brigadier Das Chagas fue herido en el hombro derecho. Entonces comenzó la retirada de los invasores, y la implacable persecución de los gauchos y guaraníes misioneros se convirtió en un azote para los portugueses y brasileños hasta que lograron repasar el río Uruguay.
La batalla de Apóstoles no constituyó un hecho aislado. Es un episodio crucial que llenó de gloria a las campañas militares del comandante Andresito Guazurarí, desarrolladas en el transcurso de los años 1815 a 1819. Formó, junto a las batallas de Candelaria, de San Carlos, Saladas, Lomas de Caa Catí, San José, la pura expresión de la lucha desatada por el pueblo misionero contra la dominación extranjera y la defensa de los principios de la libertad y la autonomía. Las bajas de las tropas al mando de Andresito Guazurarí se calculan en 84 gauchos y guaraníes misioneros.