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Amaicha del Valle se prepara para la Fiesta Nacional de la Pachamama

La Fiesta Nacional de la Pachamama se realiza hace 70 años en Amaicha del Valle, Tucumán, aunque sus orígenes se remontan a épocas ancestrales donde la comunidad se reunía para agradecer a la madre tierra, a través de ofrendas, los obsequios que ella entregaba durante todo el año.

El festival será este año del 23 al 28 de febrero, coincidente con los festejos de carnaval, e incluye la participación de asociaciones gauchas, grupos folclóricos locales y del resto del país.

Durante los festejos se procede a designar a personalidades locales que serán encargadas de cuidar a la Madre Tierra durante los próximos meses, destacándose la elección de la Pachamama, además de la Ñusta y el Pujllay.

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Foto: La Gaceta

El último día de los festejos se elije una mujer entre las ancianas del lugar que asumirá el papel de la Pachamama. Lujosamente vestida, es acompañada sobre un carro por la Ñusta, una joven doncella símbolo de la fertilidad, el Yastay, dios de los animales y de la caza y el Pujllay, espíritu alegre del carnaval, semejante a un fauno. La Pachamama ofrece vino de la nueva cosecha a los participantes y recibe el saludo de ellos y de las autoridades.

El predio ubicado frente al anfiteatro comunal, a 200 metros de la plaza principal de Amaicha, es donde se realiza cada año la Fiesta Nacional de la Pachamama.

Algo sobre Amaicha del Valle

Amaicha del Valle, donde se encuentra el Museo de la Pachamama, está ubicada en el departamento Tafí del Valle, en el noroeste de la provincia de Tucumán, a 164 kilómetros de la capital provincial.

El poblamiento originario supera los 7 milenios. Hace 2300 años se establecieron pueblos agricultores y recolectores probablemente antecedentes de la cultura Tafí. A mediados de Siglo XVI iniciaron su presencia los conquistadores, pero la ocupación española sobre el valle no pudo consolidarse inmediatamente ante la resistencia ofrecida por los calchaquíes sin embargo los amaicha no adhirieron finalmente a la resistencia y esto hizo que los españoles vencedores les permitieran a los amaichas mantenerse en sus territorios ancestrales.

En 1716 los españoles firman la Cédula real de 1716 reconociendo a los pueblos originarios como poseedores de las tierras.