En una zona rural de Chubut, un grupo de paleontólogos halló el esqueleto del dinosario más grande que alguna vez haya pisado este planeta. Mirá cómo lo hicieron.
Nota. «Hay mucho material en el campo todavía. Faltan muchos años de trabajo. Muchos. Todos los años que quieras», dice Pablo Puerta, técnico del Museo Egidio Feruglio de Trelew, Chubut, el encargado de hallar al dinosaurio más grande de la historia de la humanidad. El hallazgo ocurrió en una zona inhóspita de la provincia argentina de Chubut, denominada Paraje El Sombrero, entre Las Plumas y Los Altares, sobre la Ruta 25, un lugar adonde se llega por un camino de ripio.
El derrotero de semejante hallazgo empezó en marzo de 2013. «Ahí vimos el tamaño de la bestia», dice Pablo Puerta, a cargo del proyecto. Fueron cinco campañas de entre 10 y 20 días cada uno, donde participaron unas 40 personas. «Nunca hicimos una excavación de esta envergadura: tiene 50 metos de frente, seis de hondo y una barda de tres metros de altura. Movimos 150 metros cúbicos de roca para meternos un metro adentro de la barda para seguir trabajando», narra.
El comienzo de todo fue hace cinco años, cuando un puestero -ya fallecido- halló estos restos mientras pastaba ovejas. Luego vinieron los trámites correspondientes hasta que se diseñó el plan de trabajo que terminó dándole a la humanidad este importante hallazgo para el que ya se usaron dos toneladas de yeso, a los fines de construir los «bochones», con que se recubre cada pieza. «Y faltan dos toneladas más de un trabajo que se hace a mano», revela Pablo Puerta.
En el lugar donde encontraron esos huesos se dio una particularidad. «Tenemos dos agrupaciones de dinosaurios separados por metros». Los huesos están dispersos. tenemos dos agrupamientos que dos dinosaurios diferentes, pero en el medio de todo esto, hay otros restos fósiles», dice Puerta respecto del saurópodo más grande que alguna vez haya caminado por este planeta. Se trata de un animal hervíboro de cuello y colas extremadamente largos.
Cuando aparecen estos fósiles, el proceso es así: un geólogo dibuja los huesos, un paleontólogo revisa qué huesos de la estructura original del animal están y cuáles no. Y una vez que están esos datos empieza el trabajo técnico, más duro de lo que puede pensarse.
Es que para sacar un fémur hay que mover 400 metros cúbicos de roca. Luego hay que cargarlo en un camión, hay que ponerle 800 kilos de yeso para protegerlo y llevarlo 300 kilómetros más allá, hasta el laboratorio del museo Egidio Feruglio, donde Mariano Caffa y Laura, quitarán los restos de roca, lo mismo que harán Raúl, Norberto, Pablo y Maxi.
El que se las verá complicada será Eduardo «Dudú» Ruigómez -el colection manager del museo- quien deberá proteger al gigante y presentarlo luego -tiempo mediante- ante el público que irá por él al museo de Trelew.
No es la primera que Pablo Puerta encuentra fósiles de dinosaurio. En 2001, trabajando para Fernando Novas -paleontólogo- encontró el Puertasaurus, que junto con el Argentinosaurus eran los más grandes del mundo hasta ahora, que se toparon con éste que pesaba 80 toneladas, medía unos 40 metros de largo y tenía una cabeza de 10 metros. «La escápula mide 2,7 metros», gráfica Puerta.
«Todo esto no lo podíamos haber hecho sin Vialidad Provincial que pusieron retroexcavadoras, motoniveladoras, camiones. Y también de Vialidad Nacional. Ellos nos salvaron la vida», dice, porque debieron escarbar una barda para encontrar estos 120 huesos que representan el 70 por ciento del esqueleto del animal.
«Por primera vez estamos encontrando animales grandes que, además, estaban agrupados. Acá tenemos al menos dos individuos. Eso puede hacer que determinemos cómo vivían, si se agrupaban y por qué», dice el hombre que es cabeza de un equipo que a fuerza de trabajo desentraña el misterio del planeta.
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