“El vino argentino es un honorable embajador en el mundo y enorgullece a los argentinos que beben en el mercado doméstico los mismos vinos que exportan y que prestigian al país en todos los continentes”, señaló el decreto presidencial que declara al vino bebida nacional. El 3 de julio de 2013, las Cámaras de Senadores y Diputados de la Nación aprobaron por unanimidad la Ley de Vino Argentino Bebida Nacional, que fue promulgada bajo el número 26870.
Se reconoce a Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, Córdoba, Neuquén y Río Negro como los enclaves del crecimiento vitivinícola que bate récords de ventas al exterior. Existe una gran variedad de cepajes y estilos que se extienden a lo largo y a lo ancho del país con 230 mil hectáreas dedicadas a la vitivinicultura.
La Argentina es el mayor productor de vino de Latinoamérica y el quinto mayor productor en todo el mundo, así como el noveno exportador a nivel global. La calidad del vino argentino ha venido creciendo sin detenerse en los últimos años, ganando terreno en el mercado mundial: sólo en 2010 las ventas al exterior alcanzaron los USD$ 650 millones, lo que implicó un alza del 17% en relación al 2009, marcando un nuevo récord histórico.
Este crecimiento explosivo ha dado como resultado que la Argentina en 2010 desplazara a Chile como el principal vendedor de vinos en los Estados Unidos, que es el mercado más importante en el mundo del vino.
El decreto presidencial 1800 declara que: «El presente proyecto tiene por objeto potenciar la capacidad productiva vitivinícola de nuestro país y promover el desarrollo del consumo moderado interno de este producto alimenticio de consumo masivo garantizando la diversidad en la oferta para goce y disfrute de los todas las personas. Es sabido que nuestro país es el 5° en el ran- king mundial de elaboración de vinos, lo cual nos ubica como una de las potencias productoras en la materia no sólo por cantidad producida sino también por la calidad de los mismos».
Variedades de vino tinto:
Cabernet Sauvignon: gran capacidad de adaptación a diferentes climas. Se trata de un vino con marcada acidez, áspero y con fuerte presencia de taninos, que en su justa maduración resulta sabroso y con cuerpo. Color: rubí intenso. Aroma: café, cassis, frutas, pimiento verde, trufas
Maridaje: carnes rojas bien condimentadas, estofados, pastas, quesos duros/ semiduros.
Merlot: El vino de corte del Cabernet Sauvignon. Suministra un toque de suavidad que armoniza la aspereza del rey. Se trata de un vino de cuerpo y sofisticación, elegante, redondo y opaco, en cuyo sabor se aprecian notas frutales. Color: rojo violáceo. Aroma: balsámico y alcoholico predominando en primer término las frutas rojas, cuero, mentol, notas de mango. Maridaje: pastas y carnes blancas o rojas con poco condimento.
Malbec: El tinto típico de Argentina. Se trata de un vino de cuerpo medio y agradable sabor. Color: púrpura intenso. Aroma: guinda, ciruela, pasas de uva, café, chocolate, cuero, trufa, vainilla y violeta
Maridaje: carnes rojas suaves, platos de condimentación media y quesos más cremosos que blancos.
Pinot Noir: El vino de exportación. Requiere de un clima frío que ha encontrado su medida justa en Mendoza y Neuquén, y se destina a la composición de vinos espumosos. Se trata de un vino muy suave, fresco y frutado, y dueño de una acidez que, sin ser agresiva, logra persistencia en el paladar.
Color: de rojo suave a naranja. Aroma: moras, frambuesa, ciruela, canela, coco, pasto. Maridaje: variedades de queso fresco, carnes blancas, champiñones e incluso salmón.
Syrah: El vino sanjuanino. Su origen étnico es confuso pero con certeza se habla de su posesión de taninos y su aptitud para la guarda prolongada en madera. Se trata de un vino ligero y fresco, con recuerdo prolongado en boca. Color: rojo frambuesa o violeta intenso. Aroma: clavo de olor, canela y pimienta, frambuesas, zarzamoras, higos y un dejo de chocolate amargo. Maridaje: pastas con salsas rojas, carnes, guisos, quesos maduros y pizza.
Tempranillo: El vino más difundido de Argentina. Se trata de un vino de graduación media, bien equilibrado, sabroso y amable en boca, al cual el roble le aporta notas de chocolate y vainilla. Color: rojo rubí intenso con matices violeta. Aroma: ciruelas y grosellas, frutos secos, guindas y frambuesas, pasto recién cortado, complementados con tabaco, café y cacao.
Maridaje: pastas con salsas livianas, carnes asadas, pescado de río, embutidos.
Variedades del vino blanco:
Chardonnay: En Argentina se lo utiliza como base para la mayoría de los espumantes. Es la variedad blanca más apreciada, popular y extendida. Se trata de un vino profundo y delicado, de notable persistencia. Puede llegar a ser extremadamente complejo, expresando el carácter del terruño del cual procede. Color: amarillo pálido con reflejos verdes. Aroma: manzana verde, limón, pomelo, pera, acacia, mango, piña, melón, caramelo. Maridaje: pescados, carnes blancas, platos vegetarianos, salsas a la crema.
Sauvignon Blanc: La variedad blanca más fina. Exige cuidado y sabiduría en su elaboración. En Argentina, el ambiente más propicio se encuentra en la provincia de Mendoza. Se trata de un vino seco y fresco, de buen cuerpo y notable acidez. De gran personalidad, a veces tiene acentos ahumados y sabor ligeramente picante. Color: amarillo verdoso con reflejos dorados. Aroma: herbáceos, miel, ananá, mango, pólvora, espárragos, pomelo rosado. Maridaje: mariscos, pescado, comida picante, aves. Excelente como aperitivo
Semillón: El vino de noble pudrición. Resulta tras el ataque del hongo un vino dulce y cremoso. Existen en Argentina sólo dos lugares dónde da buenos resultados: el Valle de Uco (Mendoza) y el Valle de Río Negro. Se trata de un vino seco, equilibrado, de buen cuerpo y sabor a notas frutales y un interesante dejo de miel. Color: amarillo verdoso tenue. Aroma: miel, frutas de carozo, hierba recién cortada, tostadas. Maridaje: pescados a la plancha, salmón grillado, pastas con hongos o espinacas. Excelente para postre o como aperitivo.
Torrontés: El blanco emblemático de Argentina. Producido únicamente en este país se ha regionalizado en Torrontés Riojano, Torrontés Mendocino y Torrontés Sanjuanino. El primero de estos logra vinos finos, frutados y secos; mientras que los otros poseen aptitudes para el consumo en fresco.
Se trata de un vino equilibrado entre la acidez y los sabores frutales, lo que lo hace aparecer como un vino dulce, cuando en realidad es más bien seco. Color: amarillo pálido, verdoso o dorado.
Aroma: ruda, rosas, duraznos, clavo de olor, miel, y en ciertos casos se hace presente el aroma a uva moscatel.
Maridaje: entradas, mariscos, comida china, platos thai picantes, empanadas salteñas, locro norteño. Excelente como aperitivo.