Se dice que la palabra Kéfir proviene de la palabra turca “Keif”, que significa “sentirse bien” o “buena cara”. Es un alimento probiótico, una bebida fermentada, cuyo consumo es bueno para los intestinos y la flora intestinal.
En el Cáucaso, donde el kéfir se ha consumido durante miles de años (lo utilizaban los antiguos sumerios), la gente vive más de cien años y mantenía buena salud. De allí que se lo considere “elixir de salud y larga vida”, siendo su principal virtud la capacidad de regenerar y equilibrar el delicado ecosistema de la flora intestinal.
El kéfir aporta microorganismos benéficos para la flora intestinal. El término probiótico (del griego “para la vida”) se aplica a aquellas sustancias que aportan microorganismos componentes de la flora intestinal y que estimulan el crecimiento y/o la actividad de bacterias de la flora simbiótica, generando un balance microbiológico óptimo en el intestino.
Propiedades del kéfir
Es desintoxicante, regenerador de la flora intestinal benéfica y estimulante de las defensas naturales. La principal virtud del kéfir es restablecer la flora intestinal normal, tan importante para una buena digestión y asimilación de los nutrientes ingeridos.
El kéfir tiene propiedades antivirales, antifúngicas y antibióticas, estimulando el sistema inmunológico. Ha sido utilizado con éxito en enfermedades tales como cálculos renales, hipertrofia prostática, diabetes, reumático, infarto de miocardio, esclerosis múltiple, anemia, asma, bronquitis, etc. Está especialmente indicado en padecimientos del aparato digestivo, tales como úlceras, colitis ulcerosa, intolerancia gástrica, colon irritable y divertículos.
El kéfir es muy útil en uso externo para patologías dérmicas (acné, eccemas, soriasis, alergias), dado que es un poderoso antiséptico que ayuda a curar heridas. Resulta muy efectivo en la prevención y curación de enfermedades producidas por el virus del herpes. Además de estimular el sistema inmunológico, el kéfir estimula otras funciones orgánicas, mejorando el estado de piel y cabello.
Su uso continuado produce muy buenos efectos en convalecencia después de graves enfermedades, contribuye a la depuración del organismo, normaliza la presión arterial, estimula el buen ánimo y ayuda en la obesidad.
Cultivo de kéfir en agua
Utilizar un recipiente de vidrio, preferentemente de boca ancha. En cuanto al tamaño, tener en cuenta que el líquido no debe ocupar más de 2/3 del volumen, pues se necesita dejar espacio libre para el aire. Es decir, que para un litro de agua, debemos tener un frasco de 1 ½ de capacidad.
Colocar en el frasco de vidrio:
- 3 cucharadas de nódulos hidratados de kéfir
- 3 cucharadas colmadas de azúcar mascabo, cuyo sabor realza el producto final. La función del azúcar es estimular el trabajo de los nódulos y activar el proceso de fermentación. Cuando los nódulos trabajan correctamente, el sabor dulce casi desaparece. Dado que el trabajo de los nódulos tiene directa relación con la temperatura, a más calor, consumirán más rápidamente el azúcar. El resultado final debe ser una bebida escasamente dulce.
- 2 higos secos troceados o dátiles o pasas de uva ó 1 manzana chica ó 5- 7 frutillas. Podés agregarle hojas de menta, hierbabuena y/o cedrón. Su función es neutralizar la fermentación alcohólica y saborizar.
- Medio limón con cáscara: lavar bien para evitar presencias indeseables en el cultivo.
- 1 litro de agua pura: evitar agua clorada o de origen dudoso.
Remover bien con cucharón de madera o plástico. Evitar los metales. Tapar el frasco con un lienzo, sujetado con una banda elástica, y dejar 24/ 48/ 72 horas en reposo en un lugar fresco y protegido de la luz solar directa (bajo mesada). Colar el líquido con colador plástico, exprimir el limón y envasar en una botella de vidrio para su posterior consumo. Se puede tapar con tapas plásticas o de corcho. Descartar las frutas y el limón.
Reservar 3 cucharadas colmadas de nódulos para continuar el proceso del próximo kéfir. El resto de nódulos (producto del cultivo) guardarlos en un frasco de plástico con agua y con 1 cucharada de azúcar mascabo en la heladera. Para mantenerlos vivos debemos agregar 1 cucharada de azúcar mascabo por semana. Aquí iremos agregando los nódulos sobrantes. Y los compartiremos.
El resultado final del cultivo debe ser siempre escasamente dulce y ligeramente ácido. El crecimiento de los nódulos en el cultivo, es decir su multiplicación, es el mejor indicador de la correcta actividad del fermento y de la calidad del cultivo. Si no aumentan sensiblemente en cada cultivo, algo se está haciendo en forma incorrecta o alguna sustancia está afectando a los sensibles nódulos. Como el kéfir de agua resulta más agradable fresco, se aconseja conservarlo en heladera. Si se tapa la botella con un corcho, se obtendrá un producto más burbujeante.