El Senado aprobó este miércoles por unanimidad y giró a la Cámara de Diputados un proyecto de ley para crear el Parque Nacional Iberá en la provincia de Corrientes. Se trata de 23.000 hectáreas que fueron cedidas al Estado por la familia del hacendado estadounidense Douglas Tompkins y hasta ahora conformaban una Reserva Provincial.
“Aguas brillantes” es el significado del nombre de los esteros correntinos. Unas 23.000 hectáreas se convertirán en reserva nacional. Caminatas, safaris fotográficos, cabalgatas nocturnas y naturaleza pura.
Antiguos cauces del Río Paraná formaron una compleja red de humedales compuesta por bañados, esteros, lagunas, embalsados y cursos de origen pluvial. Se trata de los Esteros del Iberá, el segundo humedal más grande de Sudamérica, y una de las principales reservas de agua dulce del mundo.
Caudalosos ríos y una tupida vegetación son el marco natural de ingreso a los Esteros. Integrados por 60 lagunas bien delimitadas, cuya superficie está cubierta por variadas plantas acuáticas y juncos en las orillas, los Esteros albergan también en sus alrededores enormes embalsados o camalotes en los que llegan a crecer altos árboles.
Una exótica flora y fauna son marco ideal para imperdibles safaris fotográficos para retratar, durante los coloridos ocasos, el particular brillo de las aguas que, de acuerdo a las leyendas locales, dieron nombre a este sitio en lengua guaraní.
Sólo una cuarta parte de las precipitaciones deriva hacia el Paraná a través del río Corrientes; del resto, se encarga la alfombra vegetal beneficiada por su gran extensión y escasa profundidad, simulando una eficiente represa reguladora.
Entre las lagunas más importantes que se pueden conocer están Iberá, Luna, Fernández, Trim, Disparo, Medina y Galarza. Flotando en algunas de ellas, es posible apreciar verdaderos islotes desprendidos de las costas cuyos apacibles movimientos son dirigidos por el viento y las corrientes.
En el primero de los espejos de agua, es donde el viajero accede al Centro de Interpretación de la Reserva, en donde se puede conocer la historia, geografía y biología de todo el futuro parque. Para acceder, es necesario pasar por el poblado de Colonia Carlos Pellegrini, a unos 120 kilómetros por camino de ripio desde la antigua ciudad Mercedes.