Esta receta de niños envueltos me la pasó Gali, una vieja amiga de Banfield que hablaba mal el castellano y escribía bien en árabe. Había remontado en barco desde Siria, huyendo del horror de la guerra y el espanto del hambre. Cuando llegó acá lo primero que hizo fue sembrar: rabanitos, lechuga, tomates, papas, habas. Y dos parras de uvas chinches.
Cierta vez me invitó a comer unos niños envueltos en esas hojas que todavía están en el patio donde aprendió a tomar mates. Los envolvía mientras hablaba conmigo y se limpiaba, cada vez que ponía uno en la olla, las manos con el delantal. Recuerdo sus manos y sus arrugas, su risa pícara y el día que se aburrió de un lunar y se lo rebanó con una tijera.
Me viene al recuerdo su huerta en verano y en invierno y el mate que cebaba a la tarde en un jarrito azul de oreja doble al que había que tomar rápido para que no te quemara las manos.
Después de verla aquel domingo haciéndolos con esos ademanes de prestidigitadora que tenía para cocinar, me animé y se los hice a mi familia. Le guardé dos de mi primera cosecha y se los llevé para que los probara. Gali se enderezó y me miró sin hablar, los comió sin decir nada y cuando terminó de masticar me dirigió una mirada de aprobación, tras lo cual trajo dos panes desde el horno para compartir el mate de esa tarde. ¡Pero esa es otra receta!
Ahora les dejo la de los niños envueltos con la esperanza de que ustedes hagan como yo y se animen a envolver hojas, que se consiguen envasadas al vacío en algunas casas o se pueden reemplazar por hojas de acelga o de repollo, porque la gente ya no tiene parrales en la casa, porque tampoco tiene casa, seducida por la idea de vivir en un departamento donde no cabe una idea.
Les aseguro que en una hora los tendrán listos.
Tomen nota de los ingredientes para hacer 4 porciones grandes (24 niños envueltos)
- 24 Hojas de parra tiernas
- 1 taza y media de arroz sin cocinar
- Medio kilo de carne picada (paleta cortada a cuchillo o carne picada)
- Menta
- Optativo: cebolla, ají, tomate cortado en cubos pequeños sin piel.
- Condimentar a gusto: comino, pimienta, ajo, lo que le guste a cada uno.
Pasos para la preparación
- Sumergir las hojas de parra en agua caliente, por dos minutos. Esto es para que no se quiebren al manipularlas.
- En un recipiente mezclar el arroz (crudo), la carne, la menta, y los opcionales (cebolla, ají, tomate).
- Condimentar la mezcla a gusto.
- En una tabla o sobre la mesada extender una hoja de parra. Siempre las nervaduras van hacia arriba.
- Colocar en la parte inferior de la hoja una línea de preparación. Doblar los extremos hacia el centro para que la mezcla no se salga. Enrollar la hoja (como haciendo un arrollado) mientras presiono de manera sutil, para que quede firme. Tener en cuenta que el arroz, cuando se cocine, va a aumentar el tamaño.
- Repetir esto con las 24 hojas.
- En una olla formar un colchón en el fondo de 2 centímetros aproximadamente con hojas de acelga, repollo o espinaca.
- Colocar de a uno los niños envueltos bien juntos, pero sin presionar demasiado ya que luego crecerán.
- Hacer las capas necesarias hasta terminar de colocar todos.
- Colocar encima una tapa para que haga presión y los mantenga pegados. Encima de la tapa colocar algo de peso: una piedra, una pesa, lo que tengan (lavarlo antes).
- Una vez tapados, colocarle agua hasta cubrir todo. Tapar.
- Cocinar por 20 o 25 minutos, hasta que estén tiernos.
Suelo servirlos en un lindo plato acompañado con ensalada y papas o con puré de calabaza. La imaginación no debe conocer de límites en lo que respecta al emplatado: sean creativos, diviértanse, jueguen y varíen lo más que puedan. Seamos niños el mayor tiempo posible.
Blanca Emilia – Por un país saludable
