Carlos «Paty» López nació en 1957, a pocas horas de los festejos por el día de la bandera. Es maestro parrillero hace 38 años y asegura haber cocinado más de diez mil asados. Su libro “Escuela Argentina de Parrilleros” acaba de ganar en la Feria del Libro de Frankfurt, Alemania, el galardón al mejor libro de los últimos 20 años de la Gourmand Awards, un evento comparable al Oscar de los libros de cocina.
El libro de 164 páginas, como no podía ser de otra manera, es una tesis sobre el asado: la parrilla criolla argentina, asadores y tipos de parrillas, diferentes carnes para asar, son algunos de los temas que Carlos expone con claridad y experiencia.
“Somos el mejor libro del mundo. Tenemos la mejor carne y el mejor asado del mundo, ahora doblemente ratificado con éste nuevo premio,” explica López orgulloso mientras atiende en Checho, su clásica parrilla del barrio porteño de Núñez, donde trabaja hace 38 años.
La primera vez que consiguió este premio fue hace dos años en China: primer puesto entre 187 países. Ahora fue nuevamente convocado por Edouard Cointreau, fundador de los premios, y recibió en Frankfurt el honor de haberle ganado en la categoría «mejor libro de parrilla del mundo», a todos los libros nominados en los últimos 20 años.
“De chico hice de todo: desde jardinería hasta tapicería. Fui rotando por un montón de actividades hasta que en 1976, cuando ya había cumplido 20 años, mi padre José López, más conocido como Checho, me propuso montar un choripán al paso”, rememora el maestro parrillero.
En 1977, con algunos ahorros y la ayuda de amigos, los López inauguraron la Parrilla Checho en la actual sede que atiende a 180 cubiertos, en el barrio porteño de Núñez. “La parrilla es un trabajo muy artesanal. Mis maestros fueron la experiencia, los parrilleros y cocineros que han pasado por mi negocio y los libros que leído”, reconoce el autodidacta que atesora el orgullo de haber hecho asados para Diego Armando Maradona.
Hace cinco años Carlos López se inició en la docencia, incentivado por la idea de que «diez de cada diez argentinos no sabe hacer asado». Diseñó un programa de estudios teóricos y prácticos, basado en la amplia experiencia que adquirió tras las brasas. Así es que fundó la única Escuela de Parrilleros del país en Núñez, Capital Federal. Al poco tiempo de la apertura ya tenía alumnos de Argentina y otros países. La primera clase la dedica a explicar lo que para él es el fundamento del buen asado: el fuego.
«Muchos creen que hacer un asado es cambiar productos crudos por cocidos, y eso pudo ser así con los primeros parrilleros, con los hombres de Neanderthal. Me considero una autoridad en la materia y lo digo sin falsa modestia. En el tema del asado hay que trabajar adecuadamente. ¿Qué es esa pavada de sellar la carne? Yo no estoy en la tele porque soy tímido y tengo voz de pito, pero hoy cualquiera es chef”, lanza este genio de la carne que vive con el cuchillo en la mano y admite no poder separarse de la parrilla. Y tampoco quiere hacerlo.