Un cementerio perfecto es el nuevo libro del joven escritor Federico Falco. Cinco cuentos compuestos por personajes reticentes y solitarios. Por Andrés Buisán.
El nuevo libro del autor cordobés, editado por Eterna Cadencia, presenta en sus cinco cuentos un trabajo sutil con el amor, la soledad y la muerte. Su construcción y la prosa justa utilizada para describir los ambientes, combinado con tramas misteriosas, hacen del volumen de cuentos un gran libro.
En todos los cuentos hay una alternancia entre el cuidado y el descuido. La huida al bosque del rey de las liebres (del cuento «Las liebres») y su reafirmación en vivir aislado se contrapone a la preocupación de su ex novia, que lo descubre escondido en el bosque. En «Silvi y la noche oscura» el amor y el desamor terminan destruyendo de igual modo. Tal vez uno pueda ver mejor esa mezcla entre el deseo y el desdén que atraviesa a muchos de los personajes a través de la fe (o su falta), el deseo, la indiferencia y el cinismo, que liberan acciones que por momentos se ven divertidas, por otros ridículas y con desenlace dramático.
El tercer cuento, “Un cementerio perfecto”, es el que le da nombre al libro. Narra el conflicto familiar entre el intendente de Coronel Isabeta y su padre, el señor Giraudo. El intendente contrata a Víctor Bagiardelli, un experto diseñador y constructor de cementerios, para que construya uno en el pueblo, ya que los muertos terminaban siempre en Deheza, el pueblo vecino. El conflicto familiar se irá revelando en la medida que avanza el relato y dará lugar a un desenlace irreverente.
Por último, están los cuentos “La actividad forestal” y “El río”. El primero narra el amor del viejo Wutrich por el pinar sembrado por él y el problema de la deforestación. A la par, tiene que dejar a su hija y la entrega a un japonés cultivador de claveles. Por otro lado, “El río” construye un mundo alucinado por la señorita Kim, un día de fuerte nevada, que mira a sus vecinos y recuerda a su marido.
La diversidad de motivos, ambientes y personajes no deben impedirnos que veamos algunos aspectos que se repiten: el bar, el movimiento indiferente de hombros, la motivación de los personajes por un deseo que los lleva a actuar como seres puramente pasionales. El deseo los moviliza lento, como si los acompañara de la mano sintiendo que el desamparo y la opresión no sólo es patrimonio de las grandes ciudades.
Un cementerio perfecto, Federico Falco, 2016. Eterna Cadencia Editora, 175 páginas.