Enseñan cómo cuidar la piel con miel, propóleo y cera

Cómo reconocer una buena miel, cuáles son los beneficios y usos de la cera de abeja, las cualidades del propóleo, de los aceites esenciales y vegetales, de la gloriosa jalea real y de la caléndula, fueron algunos de los temas del taller que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Avellaneda dictó el 18 y 25 de septiembre sobre Cósmética Apícola Natural. 

La cita fue a las 9 en la Cooperativa de Trabajo Unión Solidaria de Trabajadores, un predio de 6 hectáreas con el Río de la Plata y algunos viñedos -donde elaboran el vino de la costa- a escasos metros.

El paisaje de esta zona no se parece al del conurbano: hay filas de acelga sembrada, repollos blancos y morados, lechuga y perejil. Hay plantas de un metro de alto de lavanda, romero y citronella; hay árboles de limones, mandarinas y pomelos; hay conejos, ñandúes, patos y colmenas.

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La Doctora en Química Alejandra Ricca, explica -con mucha claridad- los secretos del mundo apícola y el uso en cosmética. La charla es interactiva y, mates por medio, se crean interesantes debates sobre el uso de químicos nocivos en la piel y los peligros de la publicidad engañosa. 

Luego de tres horas de saberes teóricos y un recreo a la sombra de los paraísos, llega el momento de poner manos a la obra. Delantal, cofia y guantes son imprescindibles a la hora de manipular los productos. También la «mezcla 70/30» de la que tanto habla Alejandra: una mezcla de alcohol y agua que evita la contaminación con bacterias.

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Sobre una mesa de varios metros de acero inoxidable, desplega una batería de ollas, agua destilada, balanzas, aceites, manteca de cacao y cera de abeja, entre otros productos, que pasan de mano en mano entre los animados alumnos -de todas las edades- para crear cremas, jabones, ungüentos y hasta un spray contra los hongos.

«Ojalá el ser humano fuera como las abejas o las hormigas. Son muy organizadas y es asombroso su mundo», afirma la especialista, quien asegura encontrar en un panal mucho de lo necesario para vivir con salud y belleza. «Lo importante es usar productos naturales y cuanto más información uno tenga más posibilidades habrá de cuidarse», agrega.

«La miel que no es pura no cristaliza, su color es extraño y no tiene el perfume característico. Se separa en capas, su textura es áspera -tiene cristales- y al volcarse se esparce muy ponto», afirma Alejandra cuando le preguntan cómo distinguir la miel.

Mario Castro, Técnico de INTA Avellaneda, invita un recorrido por la huerta. Enseña cómo reconocer un buen aloe vera mientras convida el perfume de la citronella y muestra plantines de sandía y melón. También él dicta talleres, al igual que el Ingeniero Agróenomo y apicultor Alejandro Taladriz, quien distribuyó la miel, la cera y el propóleo con el que se trabajó.

A las 16, después de la entrega de certificados, una charla de cierre despeja las dudas que quedaron. En los ventanales se refleja el sol intenso de la primavera y se cuela un suave perfume a flores de azhar. Afuera, en la huerta, las verduras siguen creciendo y a unos metros, las abejas no descansan y elaboran el dulce que dio origen a este Taller: la milagrosa y rica miel. 

Los talleres de INTA pueden encontrarse en https://inta.gob.ar/

Fotos: Por el País.