Mundial de Física, Lucas Díaz, ciencia, concurso

Un joven rosarino ganó medalla de bronce en el Mundial de Física en Indonesia

«Hay que perderle el miedo a las ciencias y motivar a los jóvenes a probar y a ser curiosos para descubrir qué hay detrás de las cosas que vemos todos los días», asegura Lucas Díaz, el primer argentino en lograr una medalla de bronce en el Mundial de Física para alumnos de secundario desde 2009. 

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Lucas tiene 18 años y es alumno del sexto año del Instituto Politécnico de Rosario. Consiguió su medalla en la 48º Olimpíada Internacional de Física realizada en Indonesia.

Entre el 16 y el 24 de julio último, Lucas compitió contra otros 400 estudiantes de colegios secundarios de 88 países en el Mundial de Física en la ciudad de Yogyakarta, Indonesia, donde debieron superar pruebas escritas y experimentales sobre distintos fenómenos naturales como tsunamis y terremotos hasta otros más complejos como materia oscura e inflación cósmica.

«Fue súper emocionante y una gran sorpresa. Argentina no participaba en los internacionales desde 2011 y desde 2009 que no se conseguía una medalla de bronce, así que la alegría fue doble», contó.

Esta medalla es la décima que gana Argentina en su historia en el Mundial de Física

Lucas pensaba en «aprovechar la experiencia de ir a un país cuya cultura está casi en las antípodas del nuestro. Eso es lo que deja más marca y por lo que más me preguntaban mis compañeros al volver».

Consultado por su motivación para estudiar ciencias, el jóven rosarino rescató la curiosidad que le despierta la física: «Todo lo que hacemos o vemos a diario tiene física detrás. Me despierta muchísima curiosidad».

«El mayor problema de las ciencias es el miedo que los chicos le tienen. Dicen que hay que estudiar mucho, pero la curiosidad es la clave. Obvio que requiere un poco de esfuerzo, pero todo lo que vale la pena en la vida lo requiere. Hay que animarse a probar», aseguró.

Junto a él hubo otros dos chicos argentinos, también de Santa Fe, que compitieron en el Mundial de Física: Ignacio Lembo Ferrari, también alumno del Politécnico de Rosario y Matías Francois, de la Escuela Industrial de Santa Fe (UNL). Para llegar a la Olimpíada, los tres debieron superar competencias experimentales y teóricas, tanto a nivel escolar como nacional.

«En abril y junio de todos los años hay pruebas en los colegios para irse acostumbrando al ritmo, pero la obligatoria es en agosto, donde se anotan unos 3.000 alumnos secundarios de todo el país -la mayoría de 4to y 5to año- de los cuales clasifican los 100 primeros para los nacionales en octubre», explicó el joven.

En su preparación debieron someterse a rigurosas pruebas, que en el país están a cargo de la Facultad de Astronomía, Matemática y Física (Famaf), de la Universidad Nacional de Córdoba. Como ganador del oro del nacional en 2016, Lucas fue convocado junto a otros dos compañeros a prepararse para la competencia en Córdoba: «Tuvimos seis entrenamientos de tres días, desde abril hasta junio, para estar listos en el Mundial de Física».

Aunque en 2013 ya había participado de la olimpiadas de «Ciencias Juniors», este nivel de exigencia le implicó un nivel de esfuerzo mucho mayor. Las pruebas de cada competencia se establecen el día anterior entre los profesores de las diferentes naciones y muchas son presentadas en idioma inglés.

«Nos evaluaban con dos pruebas de 5 horas cada una. Un examen experimental con dos evaluaciones de difusión y levitación magnética, y otro teórico de cinco horas. Fueron muy largos y muy difíciles», aseguró.

En cuanto a su futuro, Lucas indicó que piensa en la licenciatura en Física o Ingeniería electrónica en la Universidad de Rosario. «He pensado en irme a Buenos Aires, pero no quiero el desarraigo».

Fuente: Télam