Un satélite observó ayer el desprendimiento de un enorme iceberg de la Antártida bautizado A68; pesa un billón de toneladas y está ubicado en la península de Cole. Se separó de la masa de hielo del Polo Sur, es uno de los 10 icebergs más grandes registrados.
La formación de icebergs es un proceso natural pero el calentamiento del aire y de los océanos lo acelera, destacaron los científicos. Los investigadores habían estado siguiendo el desarrollo de la grieta desde hacía una década, proceso que se aceleró a partir de 2014.
A68 formaba parte de una gigantesca barrera de hielo, Larsen C, la cual retiene glaciares capaces de hacer subir en 10 centímetros los mares del mundo si acabaran en el océano Antártico, según los investigadores. Afortunadamente, este iceberg no tendrá un impacto en este nivel porque ya flotaba sobre el agua. Aunque algunos científicos temen que pueda acelerar la desestabilización de la plataforma de hielo.
Además, corrientes y vientos podrían eventualmente empujar a A68 al norte de la Antártida, donde podría convertirse en un peligro para el transporte marítimo.
Expertos del proyecto Midas, un grupo de investigación británico que estudia a Larsen C, informaron que el desprendimiento se produjo entre el lunes y miércoles, cuando 5.800 kilómetros cuadrados de hielo se separaron de la plataforma.
«Hemos estado anticipado este evento por meses. Estamos sorprendidos por cuánto demoró a la grieta causar la ruptura. El iceberg es uno de los más grandes de los que se tenga registro, y su progreso en el futuro es difícil de predecir. Puede mantenerse en una pieza, pero es posible que se rompa en fragmentos», declaró el profesor Adrian Luckman, investigador líder del grupo.
Según la Agencia Espacial Europea (ESA) y el científico de la Universidad de Edimburgo Noel Gourmelen, el iceberg será uno de los más grandes de la Antártida: tendrá 190 metros de espesor, 1.155 kilómetros cúbicos de hielo y podría rellenar 462 millones de piscinas olímpicas.
Barreras de hielo como esta desempeñan un importante papel como muros de contención del hielo que se desplaza hacia el mar.
Cambio climático
Aunque la comunidad científica no puede asegurar que este desprendimiento de hielo en el Antártico sea consecuencia directa del cambio climático, lo cierto es que no se tiene constancia de un iceberg similar a este tamaño en los registros históricos. “Tenemos que contemplar este fenómeno como una señal de alerta respecto al aumento de las temperaturas en el planeta”, explica Tatiana Nuño, responsable de la campaña de Energía y Cambio Climático de Greenpeace, que aclara que el aumento de temperatura de los océanos es el que ha debilitado paulatinamente las zonas heladas desde que se agudizó el problema del cambio climático.
¿Qué puede pasar ahora?
“Esta placa que se ha desprendido actuaba como una barrera de hielo que actúa como muro de contención de glaciares que están en tierra firme y cuyo deshielo aumentará el volumen de agua del planeta”, aclara Mar Asunción, responsable de Clima y Energía de la organización WWF (Fondo mundial para el agua de la naturaleza).
También tendrá efectos directos sobre la temperatura del planeta, provocando un calentamiento progresivo de los mares y océanos. Según los científicos, la pérdida de esta inmensa placa de hielo dejará de reflejar la radiación solar que ahora será absorbida por las masas de agua, acarreando el calentamiento de los mares.
Así anunciaban el 1 de junio el futuro desprendimiento:
Fuente y foto: Tec Review