Apenas puso un pie en el escenario, Marian Farías Gómez, fiel heredera de una familia a la cual el corazón le repica en el pecho, saludó con los dedos en V y enseguida empezó el canto de un público militante como ella y Teresa Parodi. El “oh, vamos a volver, a volver, a volver, vamos a volver” marcó el devenir de un espectáculo con canciones sensibles y urgentes que el 30 de junio a la noche se presentó en una colmada Sociedad Italiana de Socorros Mutuos de Adrogué.
Auspiciadas por el Instituto Patria, empezaron a dúo con “La Añera”, la perla de Atahualpa Yupanqui y luego la escena se trasladó a Marian para “Aquellas pequeñas cosas”, que cantó afinadísima. Con la chacarera “Me dicen la carbonera” (de los hermanos Díaz) y el golpe al legüero motivó las primeras parejas bailando en el pasillo, en las penumbras de una sala casi colmada a pesar del fin de mes.
“Señales de vida”, a cargo de Teresa Parodi, con la gente coreando cada parte de la letra. Tras la ovación de la gente contó la historia de aquella maestra correntina que vio al borde del Paraná y cantó “La Negra Eulogia” esa mujer que le marcó a ella su camino en la docencia, que Parodi ejerció antes del artístico.
A María Elena Walsh (“una compañera que estuvo equivocada y luego se dio cuenta”, dijo Marian) la homenajearon con “Serenata para la tierra de uno”. Y luego Teresa cantó casi con dolor “El otro país”, esa hermosa pintura de la gente de a pie.
A veces con el bellísimo piano de Paula Suárez (ex Aymama), otras con la guitarra con la cual Teresa Parodi luchó para mantener afinada por el cambio de temperatura, el dúo se hizo trío y se complementó entre la canción de grandes historias de Teresa y las pinceladas de Marian, que se descolgó con Luis Alberto Spinetta (una extraordinaria versión de “Plegaria para un niño dormido” que arrancó las lágrimas de varios) y dos tangos (“Grisel” y “Cafetín de Buenos Aires”, de su disco más reciente).
En el diálogo que fueron tejiendo las artistas se respondían con canciones. Teresa Parodi cantó aquella que compuso cuando puso un pie en Buenos Aires y la gran ciudad era todavía inabarcable; el chamamé “La changa de los domingos” y arrancó un sincero y profundo sapucay para responderle al segmento de tangos de Marian.
Farías Gómez dijo que habían preparado el espectáculo hacía un rato. Teresa Parodi soltó: “Ya estamos preparadas porque hemos caminado y caminamos la patria honda y les venimos a decir que sostenemos vivas las palabras y los sueños aunque los quieran pasar por arriba con una topadora”, dijo en alusión a los tiempos políticos que corren para diferenciarlos “de esos hermosos 12 años”.
La “Chacarera del rancho” y “La de los angelitos”, animaron a las parejas que ya bailaban a pie suelto en medio de la sala. “Que no nos quiten la alegría”, imploró Marian dijo en alusión al gobierno nacional. Y antes de cantar la de Adolfo Ávalos y Soko Díaz dijo con cariño: “Cómo me voy a reír, la correntina cantando una chacarera”. No pudo. Teresa la cantó como si hubiera nacido al borde del Misky Mayu.
Con “Esa musiquita” y un público de pie cerró un encuentro entre dos talentos que han andado cientos de caminos de la mano de esas canciones que siguen siendo a pesar de los años un testimonio vivo de tantas personas; una bella forma de resistir.
Texto y foto: Esteban Raies. www.brownonline.com.ar