A un año del anunciado y esperado cierre del Zoológico de Buenos Aires y la liberación de 1500 animales, la organización SinZoo denunció un «eco fraude» ya que no cumplieron con la promesa de convertirlo en un verdadero Ecoparque y los animales siguen encerrados.
«El Ecoparque de Buenos Aires sigue siendo un zoológico, con un nombre que pretende encubrir la explotación animal», afirman desde la página web de SinZoo y ofrecen un detalle de lo sucedido cronológicamente:
En mayo de 2016, poco antes de que el gobierno porteño anunciara el cierre del Zoológico de Buenos Aires, una ola libertaria recorría el país: transformaron el zoológico de Mendoza en un Ecoparque y el cerraron el zoológico de Paysandú, en Uruguay,y liberaron a los animales.
El multitudinario abrazo al zoológico a finales del 2015 y las denuncias realizadas por esta agrupación sobre la ilegalidad del acuario, las muertes de los lobos marinos, las irregularidades de la concesión señaladas por el diputado Camps, las ruinas edilicias, el mal estado de los animales presos y el conflicto entre los dueños de la concesión y los trabajadores del zoo, llevaron a un quiebre en la historia del Zoológico de Buenos Aires.
En junio de 2016, el Gobierno de la ciudad interrumpe la concesión del Zoológico para convertirlo en un Ecoparque y asume el control de todas las instalaciones y operaciones en el predio, conservando a sus 188 empleados como plantel del nuevo Ecoparque, a cargo del municipio.
Prometieron trasladar a los 1500 animales a santuarios y reservas, y dejar en el predio sólo a los más viejos o que estén en riesgo de muerte, estimando que no quedarían más que 50 a 100 ejemplares.
SinZoo puso a disposición de los funcionarios el Proyecto de Ley Jardín Ecológico, el cual fue ignorado por el cuerpo legislativo durante 8 meses, y que contaba en ese momento con 100.000 firmas online y cerca de 35.000 firmas manuscritas para garantizar el traslado digno de los animales presos, el cese de su exhibición y la inmediata creación de un centro de rehabilitación de fauna, entre otros fines.
A fines de junio comenzó a debatirse un proyecto que prohibía la existencia en todo el ámbito de la ciudad de Buenos Aires de entidades públicas o privadas que mantuvieran animales en cautiverio con el propósito de su exhibición al público.
En julio, ante la reapertura del zoo para las vacaciones de invierno y con la excusa de recaudar fondos para los traslados, SinZoo y miles de animalistas pidieron mantenerlo cerrado. A pesar de haber juntado miles de firmas para eso, el zoológico abrió sus puertas.
En septiembre, el traslado de 33 animales provenientes del decomiso de Fauna Nación a Güirá Oga en Misiones renueva la esperanza de los animalistas. Pero en octubre, sin proyecto ni resultados claros que lo justifiquen, los funcionarios destinaron 500 millones de pesos de los fondos públicos con la excusa de la innovación, mientras el zoológico seguía teniendo las características de siempre.
Dos semanas después de que allanaran el zoológico de Córdoba por el deplorable trato hacia sus animales presos, Fauna Nación sacó 46 animales del zoológico de Buenos Aires para llevarlos a ese terrible destino y a otros centros de explotación comercial.
En diciembre el Proyecto Oficial traiciona completamente lo que prometió: no hay cese de la exhibición, el zoo no cerró, se habilita la derivación de los animales a otros zoológicos de Argentina: más hacinamiento, tortura, exhibición y muerte, y el Poder Ejecutivo tiene plenos poderes para disponer como prefiera del predio y de los animales.
Durante marzo de este año el deterioro de salud y la nocividad de las condiciones en que viven Pupi, Kuky y Mara, las tres elefantas del zoo, pasaron inadvertidas para los responsables de Ecoparque.
El Director del Global Sanctuary for Elephants, al contemplar a las elefantas , señaló que el recinto no tenía vegetación, el único juguete era un neumático en posición vertical cerca de Kuki, no contaban con la estimulación ni la dieta correctas y necesitaban cambios en el suelo.
Ni siquiera con la ayuda del experto en elefantes Scott Blais, pudo el Ecoparque demostrar competencia en su accionar. La primera intervención fue la de agregar sustrato al piso de las elefantas para prevenir infecciones en las patas (tan comunes y mortales en los elefantes en cautiverio). El sustrato de obra añadido no fue filtrado debidamente y la elefante Cuki se clavó un fierro en su pata, y la elefante Mara uno en su espalda. A esta negligencia le siguió la renuncia de la Subsecretaria del Ecoparque, María Avendaño..
El Ministro Freire anunció en mayo el traslado de la elefanta Mara al santuario del Mato Grosso. No obstante, continúa la preocupación por el destino de los 1500 animales del Ecoparque.
Para sumar tu firma ingresá aquí
Fuente: Gentileza de SinZoo, organización sin fines de lucro.