El balneario CR de Pinamar, considerado por muchos como «el parador favorito del poder», será demolido mañana en cumplimiento de la ordenanza 4442 sancionada por el Concejo Deliberante en 2014, que obliga a los concesionarios de unidades turísticas fiscales a adaptar sus instalaciones a la dinámica costera.
Este balneario nacido a mediados de los años 80, que se consolidó como epicentro del poder veraniego en los 90, deberá demoler sus estructuras de cemento para adecuarse a las nuevas normativas municipales sobre el uso del frente marítimo en esa ciudad de la costa bonaerense.
CR está ubicado en la zona norte de Pinamar, en Avenida del Mar y Troya, y sus instalaciones siempre fueron de primer nivel: piscinas, spa, gimnasio, canchas de fútbol y voley, y cada temporada es el elegido por los políticos, empresarios y deportistas para sus horas de playa.
Aunque la norma establece que los balnearios no podrán superar los 325 metros cuadrados de construcción, los propietarios de CR la resistieron judicialmente y se negaron a sacrificar casi 1000 metros cuadrados, que incluyen sauna, spa, piscina, restaurante y cancha de fútbol.
Luego de más un año de negociaciones -incluida la quita de la concesión, apelada luego por los dueños-, van a demoler las viejas edificaciones para dar paso a una estructura de madera sobre pilotes que permitirá el flujo natural de los médanos por efecto del viento.
CR fue fundado en 1984, cuando el gobierno radical de Juan Pedro Actis Caporale licitó espacios de playa para el desarrollo de paradores. El empresario textil Carlos Riccio obtuvo la concesión del predio ubicado en el extremo norte de la ciudad y, tal como había hecho con una marca de pulóveres propia, le puso sus iniciales a un proyecto ideado en gran parte por su colega del rubro turístico Blas Altieri, quien años después se transformaría en intendente de Pinamar.
La superficie del complejo se reducirá en un 70 por ciento, pero «mantendrá áreas de sauna y sala de relax, gazebos externos, servicios de masajes y estética corporal”, según explicó la arquitecta Laura Bernaola.