El presidente Donald Trump anunció ayer que Estados Unidos abandonará el histórico Acuerdo de París sobre cambio climático firmado en el 2015, abandonando la lucha más importante que tiene la humanidad. Tal como lo advirtió en su campaña, considera que adherirse al acuerdo es «desfavorable» e «injusto» debido a las cargas financieras que impone, según declaró en la Casa Blanca.
Además, según dijo, el compromiso de reducción de emisiones de gases que provocan el llamado efecto estufa «obstruye la economía de Estados Unidos en beneficio de capitales extranjeros. Fuí electo para representar a los electores de Pittsburgh, no los de París».
Según sus palabras: “He cumplido una tras otra mis promesas. La economía ha crecido y esto solo ha empezado. No vamos a perder empleos. Por la gente de este país salimos del acuerdo. Estoy dispuesto a renegociar otro favorable para Estados Unidos, pero que sea justo para sus trabajadores, contribuyentes y empresas. Es hora de poner a Youngstown, Detroit y Pittsburgh por delante de París”.
“Estados Unidos es el segundo emisor mundial de gases de efecto invernadero, los causantes del aumento de la temperatura, por lo que su participación en el acuerdo era crucial”, explicó Patricia Espinosa, la responsable del clima en la ONU.
El pacto se firmó durante una conferencia en la capital francesa el 12 de diciembre de 2015 y sus casi 200 firmantes se comprometieron a reducir de manera voluntaria sus emisiones de dióxido de carbono, consideradas responsables del efecto invernadero que explica el calentamiento global.
Todos los países suscribieron el acuerdo menos dos: Siria, escenario de una guerra devastadora, y Nicaragua, que consideró que los compromisos asumidos eran insuficientes.
El acuerdo se firmó durante el mandato del demócrata Obama, quien propuso como meta que Estados Unidos reduzca para 2025 las emisiones de gases entre un 26% y un 28% respecto a los niveles de 2005.
Algunas de las metas del Acuerdo de París son:
- Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales;
- Aumentar la capacidad de adaptación a los efectos adversos del cambio climático y promover la resiliencia al clima y un desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero, de un modo que no comprometa la producción de alimentos;
- Elevar las corrientes financieras a un nivel compatible con una trayectoria que conduzca a un desarrollo resiliente al clima y con bajas emisiones de gases de efecto invernadero.
¿Qué puede pasar con la retirara de Estados Unidos?
La retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París tendrá en el peor de los casos un aumento adicional de 0,3 grados centígrados del calentamiento global hasta finales del siglo, señaló hoy Deon Terblanche de la Organización Mundial de la Meteorología.
Deon explicó que incluso una reducción en las emisiones «no llevará a una disminución de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, porque esto tiene un efecto acumulativo y el CO2 permanece en la atmósfera durante cientos de años. El clima seguirá calentándose en cualquier caso, de manera que se trataría de 0,3 grados adicionales de calentamiento debido a la retirada de Estados Unidos, indicó, citado por la agencia de noticias EFE.
La renuncia de Trump al principal instrumento mundial de lucha contra el cambio climático, que marca como objetivo evitar que el calentamiento global supere los 2 grados Celsius a finales de este siglo respecto a los niveles preindustriales, entre otras metas, tomará al menos tres años y requerirá igualmente tiempo para entender y cuantificar el impacto exacto de esta acción, dijo.
El portavoz del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC), Jonathan Lynn, recalcó que «Sin esfuerzos de mitigación adicionales más allá de los que ya existen, a finales del siglo XXI habrá riesgos muy altos de impactos irreversibles graves y extendidos»
Los expertos afirman que la ciencia es «más necesaria que nunca para informar a los legisladores y políticos sobre riesgos relacionados con el clima y sobre las opciones para reducirlos».
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