La NASA lanzará a mediados de 2018 una nave espacial hacia el Sol que, después de viajar durante siete años, se aproximará lo suficiente al astro como para estudiar sus flujos de energía, el calentamiento de la corona y explorar qué es lo que acelera el viento solar, conocimientos que mejorarán los pronósticos de los grandes eventos meteorológicos espaciales que afectan la vida en la Tierra.
La misión que en un principio se llamó «Solar Probe Plus» fue rebautizada hoy con el nombre de «Parker Solar Probe», en honor al astrofísico Eugene Parker, que describió en 1958 los fundamentos del viento solar. Es la primera vez que llaman a una misión con el nombre de una persona viva.
La nave será lanzada entre el 31 de julio y el 19 de agosto del 2018.
Durante los siete años que durará su acercamiento, la nave irá reduciendo gradualmente su órbita alrededor del Sol hasta llegar a solo 5,9 millones de kilómetros del astro, «bien dentro de la órbita de Mercurio y cerca de ocho veces más cerca de lo que cualquier otra nave espacial ha llegado antes», según información publicada en el sitio web del proyecto.
A esa distancia, la sonda de esta «misión extraordinaria e histórica que explora posiblemente la última y más importante región del sistema solar a ser visitada por una nave espacial» se encontrará frente a una radiación y un calor superior al que alguna vez estuvo expuesta una nave, y allí realizará «observaciones críticas que responderán preguntas de larga data sobre la física y respecto a cómo funcionan las estrellas», indican los fundamentos de la misión.
Los objetivos
Los tres objetivos científicos primarios de la misión son:
- Rastrear el flujo de energía que calienta y acelera la corona y el viento solar;
- Determinar la estructura y dinámica del plasma, así como los campos magnéticos en las fuentes del viento solar;
- Explorar los mecanismos que aceleran y transporten partículas energéticas.
En otras palabras, la misión busca conocer cuestiones como por qué la corona (o atmósfera) del Sol es más caliente que su superficie.
Los datos resultantes mejorarán los pronósticos de los grandes eventos meteorológicos espaciales que afectan la vida en la Tierra, así como a los satélites y a los astronautas en el espacio, lo que fundamenta una afirmación de la NASA sobre la Parker Solar Probe: «No hacemos esto sólo por la ciencia básica».
Según la NASA, nuestro planeta está dentro de la atmósfera del Sol, y millones de toneladas de material magnetizado puede llegar hasta la Tierra en segundos.
La nave y los instrumentos estarán protegidos del calor del Sol por un escudo de carbono de 11,43 centímetros de espesor, que tendrá que soportar temperaturas de hasta 1.377 grados.
Alimentada por energía solar, la sonda alojará paneles solares que se retraerán y se extenderán a medida que se acerque o se aleje del Sol durante las varias vueltas que dará alrededor del sistema solar interno, para asegurar que los paneles se mantengan a las temperaturas y niveles de potencia adecuados.
En sus pasadas más cercanas, la nave deberá sobrevivir a una intensidad solar de aproximadamente 475 veces más de lo que la nave espacial experimenta al orbitar la Tierra, en tanto que se precipitará alrededor del centro del sistema planetario a aproximadamente 724.000 kilómetros por hora.
Sin embargo, como con cualquier otra gran misión de descubrimiento es probable que Parker Solar Probe «genere más preguntas de las que responda», afirman.
Fuente: NASA