Escuelita de Famaillá, Tucumán, dictadura, escuela

La Escuelita de Famaillá es el primer espacio para la memoria de Tucumán

La Escuela Diego de Rojas de Tucumán -conocida como la Escuelita de Famaillá-, el primer centro clandestino de detención de la Argentina que funcionó desde febrero de 1975 hasta fines de 1976, se convirtió en un espacio para la memoria, donde trabajan algunas de las víctimas de esa época, quienes «sostienen este espacio con entusiasmo a pesar de haber vivido el terror», destacó María Coronel, coordinadora del lugar.

Por sus instalaciones pasaron más de 2.000 personas, muchas de las cuales fueron asesinadas o se encuentran desaparecidas. A pesar de su trágico antecedente, la Escuelita de Famaillá empezó a funcionar como institución educativa llegada la democracia. Desde entonces, los organismos de Derechos Humanos, familiares y víctimas pelearon para que fuera declarado Lugar Histórico Nacional, instancia que se produjo recién en diciembre del 2015, cuando la entonces presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, firmó el decreto asignándole esa categoría.

La Escuelita de Famaillá era sede del comando de operaciones conjuntas a cargo de la 5° Brigada de Infantería del Ejército, lo que la constituyó en el centro del circuito represivo, en coordinación con los campos de reclusión que se montaron en los ex ingenios Nueva Baviera, Lules y Santa Lucía, la comisarías de Famaillá y de Monteros, “la chimenea” de Caspinchango, los “conventillos de Fronterita” (ex Ingenio Fronterita) los campamentos de Monte Grande y Acheral, y la Jefatura Central de Policía, entre otros.

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María Coronel

María Coronel fue elegida para coordinar este espacio por su historia de vida y su compromiso en la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia, ya que durante el golpe militar su padre fue asesinado y su madre fue secuestrada y continúa desaparecida. «El trabajo diario que hacemos acá es fundamental, porque este fue el lugar en donde se ensayó lo que después fue el terrorismo de Estado, con sus prácticas más aberrantes», destacó.

Actualmente, en la Escuelita de Famaillá trabajan para terminar de darle forma al «primer espacio para la memoria de Tucumán y del norte argentino, porque por esta escuelita también pasaron santiagueños, catamarqueños», explicó Coronel.

Se formó una Mesa de Consenso, integradas por distintos organismos, como H.I.J.O.S, la Comisión por la Memoria del Sur Tucumano, sobrevivientes de ese centro clandestino, la CTA, las secretarías de Derechos Humanos de la Provincia, el Ministerio de Educación de Tucumán, el Giget (Grupo de Investigación sobre el Genocidio en Tucumán), entre otras organizaciones.

«Queremos contar la historia no solo de lo que fue este centro clandestino de detención, el horror de los crímenes de lesa humanidad durante el Operativo Independencia, sino también reconstruir la memoria del sur tucumano», resaltó.

El relato de uno de los sobrevivientes

“Un día, cuando dormíamos, entraron a mi casa. Yo dormía en el mismo cuarto que mi hermano, pero el no estaba en ese momento, por suerte. De ahí me llevaron a la Jefatura de Policía, estuve una noche y después me trajeron acá”, relata Luis Ortiz cuando da la entrevista en el mismo lugar en el que estuvo secuestrado y en el que actualmente trabaja: La Escuelita de Famaillá.

Luis Ortíz

Luis Ortíz

A pesar de que recorre todos los días los pasillos para guiar y explicar lo sucedido a los estudiantes que visitan este sitio, no logra recordar el aula en la que estuvo encerrado.

“Aquí estuve varios días, creo que más de 20, escuchaba voces, me daba cuenta de que éramos muchos, todo el tiempo tuve los ojos vendados y las manos atadas.Este fue el terror para el pueblo, es el claro ejemplo de lo que hizo el terrorismo al pueblo, para que el pueblo aprenda que no debe participar en nada. Acá murieron compañeros, pasó mi hermano por acá, pero el no apareció nunca”.

Luis explica que trabajar en la Escuelita le provoca una mezcla de dolor por lo que le pasó a él, luego su hermano Ramón Ortíz y a tanta gente, pero a la vez “le da la fuerza de seguir militando” con el objetivo de que “la memoria siga viva, haya justicia y todo se sepa”.

“A pesar del terror que vivimos, que no lo podemos olvidar, venimos acá para que la juventud conozca lo que pasó, porque esto no puede suceder nunca más”.

Fuente: comunicacióntucuman.gob.ar