Un grupo de científicos del Conicet encontró en la formación Cerro Negro del partido bonaerense de Olavarría, una «biota»: una forma de vida de hace 545 millones de años, antecesora de la fauna actual, siendo el registro más antiguo hallado en América del Sur. Se trata de cientos de impresiones fósiles de un conjunto de seres vivos hallados sobre piedras, que vivirían cerca de la playa, en aguas someras no muy cristalinas, probablemente a una profundidad de entre 4 y 20 metros.
María Julia Arrouy, integrante del equipo que realizó el hallazgo en Olavarría, dijo a Télam que: «Encontramos una impresión de un organismo que tiene una estructura, no sabemos si fue un animal o una planta ya que no hay definiciones de animal como tal en esa época. Generalmente, hablamos de organismos vegetales. Pero tampoco podemos definirlos así, entonces lo llamamos biota».
Los geólogos coinciden en que esta forma de vida es más primitiva que la que se ha descrito para el período Cámbrico, iniciado hace 542 millones de años en lo que se denomina Explosión Cámbrica, y por ello la ubican con certeza en una antigüedad mayor.
María Julia explica que: «Con investigadores de Brasil empezamos a estudiarlas con cortes delgados y rayos x. Publicamos este hallazgo y la comunidad científica aceptó que eran formas de vida precámbicas, del tiempo Ediacariano. Desde el principio, nos llamó mucho la atención lo que vimos, porque en el tiempo del que estamos hablando, los únicos organismos que existían eran algas unicelulares flotando en el agua, y esto da cuenta de algo más complejo».
Son impresiones de cuerpos blandos llamados ‘body fossils’, que tenían una estructura más compleja de lo habitual conformadas por células eucariotas, es decir, compuestas por membrana, citoplasma y núcleo, y eventualmente con función de tejido.
Esos macrofósiles son muy escasos en el mundo; sólo han aparecido en Canadá, Australia, Namibia, China, Rusia y el Reino Unido. Del tiempo Ediacariano, solamente se habían descrito en Brasil y Paraguay otras especies llamadas Cloudina y Corumbella, aunque ya tenían esqueleto. Pero el hallazgo en Olavarría es más antiguo.
A partir de ahora, los especialistas analizarán de manera más exhaustiva la especie hallada, debido a su forma de disco y otros rasgos pero, en un principio, los investigadores se arriesgan a ubicarla dentro de Aspidella, un conjunto de organismos marinos.
«Esa hipótesis, a su vez, implica la presencia de un mar, algo que también está en discusión para este período geológico. Hay teorías que hablan de la existencia de un océano denominado Clymene, y nuestro descubrimiento de Olavarría la abonaría», describió la especialista.
«Tenemos que saber que en ese entonces la atmósfera era distinta: estaba más cargada de dióxido de carbono y otros gases nocivos para la vida como la conocemos hoy, y los organismos estaban adaptados a esas condiciones. Además, los había a montones, quizá porque no tenían depredadores. Esta es una especie que estaba en el mar. Había muy poco oxigeno, no el 21% que existe hoy. La atmósfera era más concentrada y hacía mucho más calor»
«Si bien aún existen interesantes discusiones científicas sobre a qué reino pertenece la biota de Ediacara, uno se inclina a pensar que eran animales pluricelulares, de hecho que habrían sido los primeros en aparecer en el mar 20 millones de años antes de entrar en el período Cámbrico. Probablemente vivían en posición erguida, fijados al sustrato a través de los discos, y flexibles gracias al agua que les recorría el cuerpo por dentro».
Fuente: Conicet