Más de 30 mil personas de todos los países se reúnen a partir desde hoy y durante dos semanas en la Conferencia anual de la Organización de las Naciones Unidas sobre el clima, en la ciudad marroquí de Marrakech, con el objetivo de poner en práctica el Acuerdo de París y frenar el calentamiento global.
El acuerdo de París adoptado a finales de 2015 fue firmado por 192 países y ha sido ratificado por 100 de ellos representando el 70% de las emisiones mundiales. El texto es ahora «la hoja de ruta del combate contra el cambio climático», recuerda Manuel Pulgar, el ministro peruano que presidió la 20° Conferencia Internacional sobre Cambio Climático.
En la cumbre de Marrakech, los negociadores deberán definir la manera de poner en práctica el acuerdo de París: el mismo tiene como objetivo reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, en el contexto del desarrollo sostenible y de los esfuerzos por erradicar la pobreza, para lo cual determina tres acciones concretas:
- Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales;
- Aumentar la capacidad de adaptación a los efectos adversos del cambio climático y promover la resiliencia al clima y un desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero, de un modo que no comprometa la producción de alimentos;
- Elevar las corrientes financieras a un nivel compatible con una trayectoria que conduzca a un desarrollo resiliente al clima y con bajas emisiones de gases de efecto invernadero.
«Estados Unidos es el segundo emisor mundial de gases de efecto invernadero, los causantes del aumento de la temperatura, por lo que su participación en el acuerdo es crucial», explicó Patricia Espinosa, la responsable del clima en la ONU.
Esta cumbre hará especial hincapié en el continente africano, que más asume los efectos del cambio climático pese a que a nivel mundial es un emisor casi insignificante de gases de efecto invernadero.
Según la negociadora francesa Laurence Tubiana, todavía quedan muchas cuestiones por resolver, como la manera de poder verificar el nivel de gases de efecto invernadero en cada país o el financiamiento de las políticas climáticas de los países del sur. También estará sobre la mesa cómo compensar a los países pobres más afectados por el cambio climático, que sufren sequías, inundaciones y otros fenómenos extremos. El objetivo actual es llegar a un acuerdo sobre estas cuestiones en 2018. «La gran batalla de los dos próximos años será la manera de convencer a los países para que acentúen su ambición», afirma.
Algunos signos son alentadores y demuestran que está en marcha un cambio de modelo: 2015 fue un año récord para las inversiones en energías renovables, sobre todo en los países emergentes. Pero en paralelo, los científicos continúan lanzando mensajes de preocupación.
Tras dos años récord, 2016 volvió a ser el año más caluroso jamás registrado en la Tierra y las concentraciones de gases de efecto invernadero no paran de aumentar.
El presidente de la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático, el marroquí Salahedin Mezuar, subrayó que la cumbre quiere dar relevancia a los países más vulnerables al cambio climático y se demostrará que existen modelos innovadores de desarrollo sostenible capaces de desarrollar las economías de los países del sur.
“Si París dio al mundo un pacto que compromete a los gobiernos, Marrakech es una nueva sesión que abarcará a todas las partes para trabajar“, sostuvo Mezuar quien se comprometió a reforzar un diálogo abierto y transparente con todas las partes a favor del clima.
Fuente: Télam