Melisa Sacchi y Cristian Palomo bailan tango. Lo hacen con pasión y compromiso; se nota con solo verlos en la pista: cómo se miran, con qué gracia se desplazan al compás del bandoneón y cuánto amor diseminan en cada movimiento suave y elegante, como lo merece el tango. Oriundos de Banfield, tierra elegida por Julio Sosa «el Varón del tango», esta pareja -que se reconoce despareja- el año pasado ganó el segundo puesto en el Mundial de Tango, pero este año lo ganaron: demostraron ser los mejores entre las 36 parejas que compitieron en la categoría “Tango de pista”, que se realizó en un colmado estadio Luna Park.
En 2015 ganaron el Campeonato de Tango Metropolitano y le pidieron al jurado que les de una devolución: «son la pareja más despareja, pero pareja», les respondió Ana María Schapira; esa frase los marcó y los identifica. Ellos saben que lo que los distingue es justamente sus diferencias. «Ella es más etérea y yo soy más tierra, ella es rubia, larga, bonita, y yo más tosco, duro, gordito, con fuerza», comenta Cristian.
Melisa se dedicó de niña a la danza clásica y en 2001 comenzó a bailar tango, pero sin competir. Cristian, en cambio, se reconoce competitivo y se nota al tomar como propia la frase del Martín Fierro que reza «soy toro en mi rodeo y torazo en rodeo ajeno». Su pasión de chico era el folklore, danza que domina desde los doce años, hasta que en 2012 se cruzó con el tango: dejó su lubricentro y un auto de carrera, y se entregó de lleno a esta pasión que estaba naciendo: el tango.
Esta pareja ganadora se conoció bailando en una milonga de San Telmo. La química que se produjo entre ellos fue tan grande que nunca más dejaron de hacerlo. Se admiran y se complementan.
La emoción que se ve en sus ojos al momento de saberse campeones tiene su origen en haber nacido bien de abajo. El primer año fue duro, estaban iniciándose como pareja y la plata no alcanzaba. Cuenta Cristian que muchos días salían a la mañana a ensayar con 30 pesos en la billetera. Vivían el día a día: bailaban en Caminito, en el barrio porteño de La Boca, sobre una tarima con agujeros tratando de no romper los zapatos. Con el correr del tiempo comenzaron a mostrarse en El Tortoni, el ballet de Vicente López, Chantecler y El Querandí, pero el sacrificio que hicieron siempre por su pasión tanguera los hizo crecer y fortalecerse hasta llegar a ganar un Mundial de Tango.
Cómo fue la jornada del Mundial de Tango
Con la conducción de Fernando Bravo, la anteúltima jornada del “Tango BA, Festival y Mundial” contó con la actuación de figuras consagradas como la cantante María Graña, el guitarrista Esteban Morgado y su cuarteto y el armoniquista Franco Luciani.
Más de 1000 parejas participaron del certamen llegadas desde diferentes lugares del mundo con la meta de llegar a la final.
Ante un público fervoroso y la mirada de un jurado que los evaluaba desde el mismo escenario, los ganadores compitieron entre 36 parejas, de las cuales 25 eran argentinas, seis provenían de Colombia, dos Rusia, dos de Italia, y otras de Holanda, Venezuela y Corea del Sur.
Cada pareja con su hinchada y ante un público milonguero que los ovacionó, bailaron tres piezas cada una. Las bailarinas lucieron vestidos al cuerpo, con tajos y escotes profundos, de colores, lentejuelas, brillos y el pelo recogido; mientras que los hombres impactaron por su porte y elegancia.
A la final llegaron parejas oriundas de diferentes puntos del país, solo dos de ellas conformadas por milongueros veteranos y una integrada por dos hombres.
Además de conocerse a los campeones, que como premio recibieron 60.000 pesos y un viaje a París, también fueron seleccionados Carlos Estigarribia y María Laura Sastria, que alcanzaron el segundo lugar, y Lucas Gauto y Dana Zampier, que lograron el tercer puesto.
En cuarto lugar quedaron las parejas integradas por Emanuel Ledesma y Carolina Couto y Daniel Boujon y Agustina Piaggio; mientras que al quinto lugar llegaron Douglass Risoo y Jennifer Orjuela.
María Graña emocionó al público con “Honrar la vida” de Eladia Blázquez, en el inicio de un mini concierto al que luego se sumó el armoniquista Franco Luciani, junto a quien entonó “Nada” y “Caserón de tejas”. Después llegó “Libertango” (instrumental de Piazzolla) y un cierre con el clásico “Canción desesperada”.
Melisa y Cristian están felices no sólo por haber sido elegidos como ganadores, sino por hacer lo que aman. Bailar tango es lo que hace que sus ojos brillen de emoción en cada movimiento, en cada corte y en cada quebrada. Y lo transmiten al público que se estremece al verlos brillar.