Producen vacas y cerdos a una hora del Obelisco

A menos de treinta kilómetros de Capital Federal, en el partido de Esteban Echeverría, muchas familias se dedican a generar sus alimentos y comercializarlos: hortalizas; carne bobina; cerdos; caprinos; ovinos y derivados de la elaboración láctea, dejaron de ser producciones exclusivas del campo y se convirtieron en opciones para zonas más urbanizadas. A través de los programas: «Productores Porcinos y Productores Bobinos de Esteban Echeverría», y del INTA San Vicente, reciben asesoramiento y capacitaciones.

“Estas producciones generan el suministro de alimentos frescos a las poblaciones cercanas que, de no tener acceso a estos, tendrían que pagar precios mas elevados por su alimentación debido a los costos de comercialización”, resume la ingeniera zootecnista Mariana Garófalo, promotora del grupo que asesora a 19 familias en la producción de vacas y cerdos.

Por medio del programa mencionado, realizaron la inscripción de los productores al Registro Nacional de Agricultores Familiares (RENAF) y obtuvieron el Registro Nacional de Productores Agropecuarios (RESNPA).

Los promotores destacan la importancia de la unión de estas familias ya que el contexto en el que trabajan no es sencillo: “Ellos poseen una forma de tenencia precaria de la tierra a lo que se suman proyectos inmobiliarios que los acorralan y generan el abandono de sus lugares”. Además, deben solventar las tasas municipales con sus producciones agropecuarias. Por encontrarse en zonas periurbanas suelen sufrir hechos de inseguridad que van desde robos de animales, herramientas y maquinarias hasta la ocupación de las tierras”, agregan los promotores.

El manejo de los cerdos y vacas, y su alimentación, es una ardua tarea para los productores que poseen una limitada disponibilidad de recursos naturales y requieren el trabajo constante de todos los miembros de la familia para lograr la productividad de sus establecimientos. Por esto, realizan compras conjuntas de alimentos y contratan maquinaria agrícola para el laboreo de los suelos.

Los productores adquirieron semillas para la implantación de distintas especies forrajeras para la alimentación de los animales y se mejoraron instalaciones en varias ocasiones.

Estas familias participan en distintas ferias que promueven la venta directa de alimentos del productor al consumidor, generándose de esta manera nuevos canales de comercialización.