Más de trescientas personas con distintas discapacidades participaron en el Río de la Plata del programa de integración “Naveguemos Juntos”, que desde hace diez años la Armada Argentina organiza para mejorar las aptitudes físicas y psíquicas de los participantes y contribuir a su socialización a través de la náutica.
El capitán de fragata Diego Giavedoni, que estuvo a cargo del programa, comentó que “esta idea nació en 2004 cuando un docente jubilado de Salta invitaba a navegar en el dique Cabra Corral a un grupo de personas discapacitadas en su propio velero; a partir de ahí empezamos a investigar como construir una propuesta de integración que aproveche las capacidades propias de la Armada Argentina”.
En 2006 comenzaron con las navegaciones en dos veleros de seis metros de largo que adquirieron usados y reacondicionaron para la práctica de vela adaptada, dotándolos de mayores medidas de seguridad y espacios preparados para que personas con distintas capacidades puedan completar todas las tareas de abordo por sus propios medios con comodidad.
El curso es gratuito y puede participar cualquier persona de entre 18 y 66 años con certificado de discapacidad y un apto médico para la actividad.
La experiencia de integración que proponen consta de diez encuentros semanales en los que se realizan navegaciones de tres horas partiendo del Centro Naval de la localidad bonaerense de Olivos. Los participantes se dividen en grupos de a tres y acompañan un profesor y un asistente por velero.
Desde el momento de ponerse el salvavidas para subir al velero hasta el final del recorrido, los participantes son los responsables de cumplir con todas las maniobras bajo supervisión de los docentes; son ellos los que aprenden a trabajar juntos para dirigir la embarcación y coordinar sus esfuerzos.
“Tomamos el aprendizaje de cuestiones náuticas cómo un medio de inclusión, más allá de que los participantes aprenden mucho no nos importa tanto formar timoneles, sino ayudarlos a superar los desafíos que les plantea su discapacidad, y en ese sentido la navegación tiene muchos beneficios”, aclara Diego.
Al respecto detalló que “las personas con algún tipo de discapacidad suelen ser sobreprotegidas, o tener problemas con su autoestima o para socializarse; al subirse al velero enfrentan el desafío de valerse por sí mismos para gobernar la embarcación cumpliendo con las indicaciones de los profesores. Se encuentran en el río frente a la necesidad de superar sus limitaciones y de aprender a trabajar en equipo con otros en su misma situación, lejos de aquellos que en su vida cotidiana suelen hacer cosas por ellos”.
En esas tres horas que cada sábado los participantes pasan navegando en el Río de La Plata, los ayudan a fortalecer su confianza en sí mismos y en sus compañeros mediante distintos desafíos cómo izar las velas, hacer nudos o dirigir el timón; en ese proceso se estimula su concentración y su motricidad fina, y también se construyen vínculos afectivos y solidarios entre sí.
“Muchas veces los participantes llegan a los primeros encuentros con una actitud introvertida o con temores, pero poco a poco se sueltan y uno a veces no deja de sorprenderse de como un ciego dirige un velero con la ayuda de un manco que puede hacer nudos y una persona con síndrome de Down que maniobra las velas. Cuando se dan cuenta de que son capaces de esto empiezan a animarse a otro montón de cosas en su vida cotidiana”, ejemplificó Diego.
Los informes para la inscripción pueden solicitarse por teléfono al 4317-2000, internos 2233 y 2144 o a través de internet en http://www.ara.mil.ar/pag.asp?idItem=181.
Fuente: Télam