Hace 112 años que Argentina mantiene presencia de manera ininterrumpida en la Antártida: el 2 de enero de 1904 adquirió la estación meteorológica instalada por el escocés William Speirs Bruce, en la isla Laurie de las Orcadas del Sur, en la que había quedado una dotación de seis hombres realizando observaciones científicas. En ella se instaló un observatorio meteorológico, donde funcionaba también una oficina de correos.
Al argentino Hugo Alberto Acuña le correspondió izar por primera vez la bandera argentina en el sector Antártico Argentino, el día 22 de febrero de 1904. Tal observatorio devino en la Base Orcadas, el establecimiento humano permanente más antiguo existente hoy en todo el territorio antártico.
El registro histórico del cambio climático en nuestro planeta, el descubrimiento de bacterias que abren la puerta a nuevos medicamentos o los microorganismos que sustentan la riqueza ictícola del Atlántico Sur, son parte de las investigaciones que científicos argentinos desarrollan en alguna de las 13 bases que el país sostiene en la Antártida.
Protegido por el Tratado Antártico de 1959, ningún país puede explotar sus recursos naturales u ocupar el continente polar con fuerzas armadas hasta que se resuelva en ese foro internacional la cuestión de los derechos soberanos de países como la Argentina y los reclamos de otros estados sobre parte de su territorio.
Argentina cuenta con seis bases que tienen actividad permanente en el Sector Antártico Argentino: Orcadas, Marambio, Carlini, Esperanza, San Martín y Belgrano II. Además hay otras siete bases de actividad temporaria: Brown, Matienzo, Primavera, Cámara, Melchior, Petrel y Decepción.
Efectivos militares, técnicos civiles, buques, aviones y helicópteros constituyen la cadena logística que sostiene las 13 bases y permite que cerca de 300 compatriotas puedan desarrollar sus tareas científicas y operativas a lo largo del invierno antártico.
En la reciente Campaña Antártica de Verano, el buque polar ruso Vasily Golovnin volvió a reemplazar al Rompehielos Almirante Irízar en el abastecimiento con alimentos y combustibles a las bases nacionales en el continente blanco y realizar el repliegue de residuos, a la vez que desarrolló actividades científicas.
El buque ruso, junto con los dos helicópteros, fue alquilado en otras campañas para suplir las operaciones que realizaba el Almirante Irízar hasta que sufrió un incendio en abril de 2007 y aspira a regresar a su misión con nuevas capacidades el próximo verano.
La superficie estimada de la Antártida Argentina es de 1 millón y medio de Km2. La capa de hielo en la calota glaciar (glaciar de gran tamaño) tiene un espesor de 2 km en promedio. Las temperaturas oscilan entre 0 ºC en verano y -60 °C en invierno, aunque en ciertos puntos puede descender a aproximadamente los -82 °C. Se utiliza el horario UTC-3 al igual que en el continente Sudamericano.
El director Nacional del Antártico, Mariano Memolli, afirmó que «Lo que estamos haciendo ahora es conocer científicamente la Antártida para establecer qué recursos hay allí y cuál es la manera más conveniente de cuidarlos. La Antártida es una gran formadora de climas y si queremos que el mundo siga teniendo más o menos las mismas temperaturas que ahora, hay que protegerla celosamente«, afirmó.
El funcionario subrayó que «la investigación científica es imprescindible a pesar de que a veces la vinculación con nuestra vida cotidiana no sea directa; por ejemplo, en un momento se descubrió que había bacterias en la Antártida y estudiándolas se descifró su genoma, y eso permitió identificar enzimas y proteínas que pueden ser utilizadas en medicamentos».
La mayoría de los caladeros de pesca del mundo están devastados por la sobreexplotación y el único lugar dónde ese daño no se registra es en la confluencia de las aguas antárticas con el Atlántico Sur, donde a pesar de la pesca intensiva se mantiene un nivel de riqueza ictícola; la investigación de esas condiciones de la naturaleza y su protección es otra de las responsabilidades que tiene en la Antártida nuestro país.
Fuente y fotos: Télam