Un clásico de la cocina hogareña revisitado a partir de una caminata por las calles de San Telmo.
Por Blanca Emilia
De niña amaba los días de lluvia por el sonido que hacían las gotas en el techo de chapa del patio: era un recital de rock. Hoy, mientras escucho a Mercedes Sosa y se me eriza la piel, compruebo que me sigue gustando oír y ver la lluvia por la ventana. Ya no hay techo de chapa en el patio pero el recuerdo sigue de pie, como todo lo que vivimos en la infancia.
Otra vivencia de la infancia tiene que ver con la receta que voy a compartir hoy: la natilla, el premio que nos daban a los más chicos de la familia cada vez que nos iba bien en una prueba del colegio, algo que no sucedía muy seguido.
Hace poco mi prima Elsa, que le hace natilla a sus nietos, me invitó a dar un paseo por San Telmo para recorrer librerías de libros viejos y ver muebles antiguos. Entramos en una pulpería llamada Quilapán que, para nuestra sorpresa, preparaba natilla. Pedimos dos y nos trasladamos a la infancia por un rato. Ambas teníamos menos de diez años y una energía interminable.
Les dejo la receta para los que quieran recordar la infancia o crear un futuro recuerdo.
Necesitan:
2 Litros de leche
Esencia de vainilla
Una ramita de canela
1 limón
18 yemas de huevo
300 gramos de azúcar
100 gramos de maizena
¿Cómo se hacen?
- Colocar 1 litro y tres cuartos de la leche en una olla. Agregar una cucharada sopera de esencia de vainilla, una ramita de canela y tres trozos de cáscara de limón (solo usar lo amarillo).
- Dejar al fuego hasta que hierva.
- Separar las 18 yemas (se usan 9 yemas por cada litro de leche). Agregarle el azúcar y mezclar con batidor.
- Mezclar la maizena con la taza de leche que quedaba pendiente y sumarla a las yemas batidas.
- Una vez que hirvió la leche que estaba al fuego, colar el líquido y agregarlo a la mezcla de yemas.
- Seguir mezclando.
- Colocar todo en la olla y dejarlo a fuego lento. Mezclar con cuchara de madera durante 30 minutos raspando el fondo. No tiene que llegar a hervir.
- Colocar en los recipientes que deseen y llevar a la heladera por varias horas.
¡Listo! Natillas preparadas. Ahora a compartirlas con los seres queridos. Buen provecho.