Bacterias capaces de limpiar derrames de hidrocarburos, microorganismos que degradan los residuos plásticos arrojados al mar u hongos con aptitudes antibióticas son apenas algunas de las líneas de investigación que llevará a cabo un equipo de microbiólogos en la base antártica Carlini durante este verano.
Los integrantes del grupo de microbiología del área de Ciencias de la Vida del Instituto Antártico Argentino (IAA) trabajarán en dos grupos, los cuales contarán a lo largo de todo el año con el apoyo de buzos de las Fuerzas Armadas que se sumergen en las aguas heladas en busca de muestras y sedimentos.
El bioquímico y doctor en Biotecnología Lucas Ruberto es investigador del IAA, la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el Conicet, será el responsable del primer equipo en desplegarse para estas investigaciones durante este verano.
«Los microorganismos que investigamos incluyen entre otros a las bacterias, las arqueas, los hongos y los virus; están presentes en todo el planeta y en la Antártida los investigamos en el agua de mar, en lagunas y en los suelos«, señaló Ruberto a Télam.
«La investigación de microorganismos tiene dos grandes perspectivas. Por un lado, la ecológica en la que abordamos el contexto en el que ese microorganismo habita, su interacción en la comunidad y cómo esta cambia en respuesta al calentamiento global o la presencia humana«, apuntó el científico.
La segunda perspectiva, agregó Ruberto, es la que «busca aprovechar los mecanismos de adaptación al ambiente hostil de la Antártida que desarrollan estas criaturas para analizar cuáles pueden ser importantes como herramientas para nosotros».
En ese sentido, añadió que «muchos de los microorganismos que investigamos en la Antártida podrían tener aplicaciones muy importantes en el desarrollo de antibióticos, enzimas para procesos industriales, bacterias que limpian suelos contaminados por compuestos orgánicos o para producir detergentes entre otras cosas»
Ruberto indicó que, «desde hace unos quince años Argentina trabaja en la utilización de microorganismos antárticos para la biorremediación de suelos contaminados con hidrocarburos, y ahora estamos avanzando en integrar a ese proceso la planta Deschampsia antártica, que es una de las dos que sobreviven en la Antártida para mejorar ese proceso».
«Lo que hacemos es remover el suelo contaminado con hidrocarburos, medir cuánto combustible hay, cuántas bacterias hay, y le damos a esos microorganismos las condiciones para que se activen y degraden el hidrocarburo; una vez que ese proceso se completó volvemos a colocar ese suelo en el mismo lugar del que lo habíamos retirado», detalló.
Ruberto agregó que «desde hace un año estamos buscando en la Antártida microorganismos capaces de degradar plásticos porque los plásticos que se arrojan al mar también contaminan este continente; lo que hacemos es recoger los restos de plásticos que trae el mar para analizar qué microorganismos los colonizan y cuáles de ellos son capaces de degradarlos».
El investigador resaltó que «otro punto importante es la investigación de los virus presentes en el agua; porque la presencia de los virus cumple un rol muy importante en el equilibrio ecológico impidiendo la superpoblación de bacterias».
La base antártica Carlini está ubicada en la península Potter de la isla 25 de Mayo perteneciente al archipiélago de las Shetland del Sur, a unos 1000 kilómetros de la ciudad fueguina de Ushuaia y a 3700 de Buenos Aires; durante el verano la temperatura ronda entre los -2 °C y 3 °C, y durante el invierno las temperaturas promedio rondan los -10 °C y -20 °C.